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¿Mujer y ciencia? Aún hay escépticas

Una encuesta de la Xunta revela que un 5% cree que valen más para la tecnología los chicos y un 25% niega la brecha de género | La Administración las quiere en el futuro digital

Cuando la Xunta pregunta a firmas TIC si se ven en aprietos para cubrir puestos especializados, la mayoría responden sí. Faltan profesionales y, para los que hay, compiten con otras compañías, porque hoy cualquier empresa precisa estos perfiles. ¿Y si más mujeres se animasen a estas carreras? Según el Gobierno, reducir la brecha de género en estudios científico-tecnológicos daría una dimensión “muy distinta” al problema y “la distribución del talento sería más equitativa”. Pero por ejemplo el peso en ingeniería no crece en Galicia e incluso hay mujeres que no se creen tan dotadas como ellos para las TIC.

“Ya nadie pone en cuestión la existencia de una brecha de género internacional en las trayectorias educativas de niñas y jóvenes en los ámbitos científico-tecnológico”. Así de claro se expresa el Ministerio de Educación en “Radiografía de la brecha de género en la formación STEAM”, su primer “estudio en detalle de la trayectoria educativa de niñas y mujeres en España”. Pero, ¿seguro que “nadie”? Porque hay voces escépticas ante esa afirmación en particular y otras que incluso cuestionan que las mujeres estén tan capacitadas como los varones para desarrollar carreras vinculadas a esos campos. Y esas opiniones se dan hasta entre las propias mujeres.

No son muchas, pero haberlas haylas, a tenor de lo que sale a la luz en un estudio del Consello Galego de Mulleres promovido por la Consellería de Emprego sobre la presencia femenina en las TIC (tecnologías de la información y la comunicación). El informe incluye una encuesta respondida por 606 personas, 558 mujeres, y con un perfil mayoritario entre los 18 y los 55 años y nivel de estudios de licenciatura y máster. A las encuestadas se les pedía adjudicar un “verdadero” o “falso” a afirmaciones vinculadas a la relación entre mujeres y tecnologías y los resultados sorprenden.

Así, como destacan las autoras del informe, pese a que la mayoría de las participantes sabe definir la brecha digital de género, casi un 26% considera que no existe. Las cifras les llevan la contraria: según destacó del estudio cuando se presentó la secretaria xeral de Igualdade, Susana López Abella, esa brecha en el empleo en el sector TIC es de casi 35 puntos en Galicia. En 2020 esas actividades generaron 24.400 puestos de trabajo y menos de uno de cada tres lo ocupa una mujer.

Sin mencionar una cuestión que “preocupa” a la Administración gallega: un 30% de las empresas TIC que operan en Galicia carecen de presencia femenina en su cuadro de personal y solo en un 14% llegan a los cuadros de mando. Y la Xunta se inquieta, según el informe, porque “existe el riesgo de que las mujeres se queden fuera de los empleos del futuro, en los que la tecnología será fundamental”.

Otro de los axiomas de la igualdad que ponen en cuestión parte de las consultadas en el análisis son las capacidades de chicas y chicos. En concreto, un 5% afirma que las chicas están “menos preparadas para hacer carreras tecnológicas” y que en estudios de este ámbito son menos alumnas porque “las chicas valen más para otras cosas”, aunque no llegan a preguntar para qué.

El Ministerio de Educación alude en su “radiografía” a estudios que revelan que ya a los 6 años las niñas empiezan a pensar que los niños son más capaces y, llegada la adolescencia y la hora de decidir, “confían en sí mismas menos”. Otros trabajos ahondan en que su ausencia de carreras técnicas puede ir de la mano de la “falta de confianza en sí mismas a la hora de reconocer sus propias habilidades en matemáticas y/o tecnología y por otro lado, de una mayor preferencia por carreras con mayor orientación social, ligada a una combinación de estereotipos y expectativas sociales junto a la falta de referentes científicos en las que verse reflejadas”.

¿Qué opinan dos mujeres que han superado esos tópicos y hecho de la ciencia su carrera? La decana de Matemáticas de la Universidade de Santiago, Elena Vázquez, y la doctora en Química Isabel Pérez, que investiga moléculas para desarrollar nuevos fármacos en Londres, responden.

“No tiene evidencia científica que servimos menos o estamos menos preparadas”

Elena Vázquez Cendón - Decana de Matemáticas USC

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“Primero, creo que hay que refutar que las mujeres servimos menos o que estamos menos preparadas. No tiene una evidencia científica. Lo otro es el mundo de la percepción y en ese mundo, cuando las cosas tienen un cierto estatus, a veces podemos ser nosotras las que ponemos el sesgo de “yo no soy suficientemente buena”, señala Elena Vázquez, quien añade que a las mujeres “se las educó para “ser menos competitivas”. No obstante, apunta, los datos están ahí fuera. Solo hay que ver quiénes ganan los premios de fin de carrera cada año.

Respecto al rol en la tecnología, avisa que ellas no pueden bajarse de ese carro, porque, si realmente es un campo tan prometedor como auguran los estudios, no se puede mantener que la mitad de la población tenga un sesgo que conduzca a desechar el talento que puede aportar. “Sí que valen, sí pueden”, enfatiza, “es muy importante que las motivemos”. Aunque tal vez haya que decírselo de otro modo. Hay que tener “cuidado”, concede, porque al ofrecerles referentes a las jóvenes, espejos donde mirarse, se tendió a usar figuras “muy destacadas” y pueden sentirse presionadas. “Tienen que ser espejos que puedan llevar en el bolso y no tan grandes que necesiten toda una pared”, defiende, algo así coma una “colega de instituto”.

“Mostrar a mujeres muy buenas como ejemplo no creo que ayude mucho”

Isabel Pérez Castro - Doctora en Química

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Lo suscribe Isabel Pérez, quien prefiere no hablar de fomento de vocaciones, sino de promover que se conozca la ciencia y que nadie perciba limitaciones para hacerla. La vocación vendrá luego y, si no, al menos la sociedad tendrá más cultura científica, sostiene. En todo caso, de cara a elegir referentes, insta a que no aparezcan como “excepciones”. “Está muy bien hablar de Marie Curie o de Rosalind Franklin, pero cada día salen tres o cuatro expertos en televisión hablando del cáncer, del coronavirus o de una tecnología nueva y casi siempre son hombres”, lo que a su entender perpetúa la idea de que quien hace el “grueso” de la ciencia son ellos. Por ello anima a “mostrar a mujeres que no van a ganar ningún premio, pero que hacen la medicina que tú tomas” y esquivar la etiqueta “mujeres” al presentarlas, dejando solo científicas. “Porque eso hace excepcional una cosa que debería ser asumida como parte de la normalidad”, sostiene.

Al margen de eso, considera un error reducir el problema de las mujeres en la ciencia a la falta de vocaciones y dar a entender que con más mujeres haciendo ciencia, se “arreglaría”. La cuestión, a su juicio, es otra: siempre trabajó en grupos donde, como poco, la mitad eran chicas, pero solo una vez tuvo jefas –dos directoras al hacer la tesis–, lo que asocia a la conciliación, a que, “una vez que sales del engranaje es muy difícil entrar de nuevo, a que siguen siendo ellas las que dejan de trabajar o de ascender”. Las mujeres, sostiene, “están ahí, lo que pasa es que el sistema se lo está poniendo difícil”.

Hugo Barreiro

Mayoría en los campus, minoría de técnicas

El estudio “A situación das mulleres galegas e as TIC”, promovido por la Secretaría Xeral de Igualdade repasa la matrícula de 2020-2021 en las universidades gallegas para mostrar cómo, pese a que el porcentaje de mujeres inscritas supera al de los varones (con un 55,8 por ciento frente al 44,1%), algo que ocurre en los campus gallegos al menos hasta el curso en que el Ministerio permite retrotraerse (1985-1986), se observa una brecha de género entre los inscritos en grados técnicos, “especialmente en Informática”, puntualiza el informe, donde suponen el 35%. Al revés de lo que ocurre en carreras vinculadas “con los cuidados y la educación”, donde ellas ganan por goleada. Lo mismo ocurre en los másteres, donde el peso femenino en los que tienen un contenido técnico se rebaja a un 30%.

¿Y qué sucede al analizar la FP en titulaciones vinculadas con el ámbito informático? Si en general ellas cursan menos FP (son el 43,3% del alumnado según el Observatorio de la Formación Profesional), la presencia femenina en títulos TIC queda relegada al 15%. 

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