Un incendio probablemente provocado y avivado por la sequía que aderezan las heladas y que deshidrata la vegetación, fue una de las primeras actuaciones de este año en el ‘distrito 16’ de Galicia, concretamente en A Golada. Al sur, a lo largo de la autovía A3 que cruza la ‘raia’ en Tui se notaba el humo de unos inusuales incendios en febrero en Portugal y que pasaron en algunos casos a territorio gallego. Días antes, pequeños conatos eran sofocados en el interior de Galicia.
¿Cambio climático? ¿Desestacionalización? El actual jefe de brigada de ese distrito 16, Roberto Figueiras, es el responsable de nueve municipios de la comarca del Deza, Dozón y Tabeirós Montes. Lleva trabajando contra las llamas, a pie de monte, desde 1995.
Prealerta de sequía en la mayor parte de Galicia-Costa
Era una forma de complementar la economía familiar mientras estudiaba cuando comenzó. No reconoce si pretendía quedarse. Pero se quedó. De forma continuada y estable; también profesional con el Grado de Forestal, sigue vistiendo el traje ignífugo desde hace 22 años.
“Anticipándonos, es probable que las cosas vayan mejor”
Le cuesta un puñado de preguntas y treinta y cinco minutos de conversación, pero al final, el nudo en la garganta se ablanda. “He estado en incendios en los que, por desgracia, ha fallecido gente. No era la época de los móviles y salías de casa sin que tu familia supiera cuando ibas a volver. La preocupación estaba ahí. Acabas haciendo un sacrificio personal y físico importante, es una forma de vida”.
1Advertencias a 35.300 propietarios
Medio Rural envió 35.326 notificaciones hasta febrero (y 33.129 publicaciones en diarios oficiales) a dueños “de parcelas no gestionadas de que en caso de que no hagan la limpieza se procederá a su ejecución por parte de la administración pública".
2Desbroces y quemas
Los efectos de los desbroces para eliminar combustible del monte rebajan hasta en un 50% la virulencia de las llamas durante un período de al menos tres años, según el Centro de Investigación Forestal (CIF) de Lourizán.
Desde entonces, ha vivido dos cambios importantes. El punto de inflexión, el año 2006. Hasta esa fecha, gran cantidad de fuegos se producían por regeneración de pastos (quemas provocadas en ‘matugueira’ para que rebrotase en primavera y hubiera pasto tierno para el ganado). “Comenzamos a ver un descenso brutal del número de fuegos, por debajo de 2.000 incendios, cuando en la década de 1995-2005 tuvimos picos de 14.000 fuegos por año. Pero es un arma de doble filo: cuantos menos fuegos, más probabilidades de que ahora se produzca uno grande por acumulación de combustible. La sombra de los ‘incendios de sexta generación’ y lo sucedido en Pedrógão (Portugal) con decenas de conductores atrapados en una carretera en llamas, está ahí.
Y por eso, la importancia de los desbroces y el trabajo preventivo. “En agosto, poco podemos hacer. El trabajo que hagamos ahora condiciona tanto las dimensiones que podrán alcanzar los fuegos como su peligrosidad”. Y el segundo cambio radical llega ahora. Se reforzó el personal, los medios técnicos y materiales, así como la formación. “Fue como una pequeña revolución industrial en nuestro servicio”, indica.
A principios de este mes se incorporaron al Servicio de Prevención y Defensa contra incendios de Galicia de 627 nuevos efectivos. Se trata del personal fijo discontinuo de 9 meses, que viene a reforzar el operativo de la Xunta tanto para extinción como para desarrollar, también, acciones preventivas sobre el territorio.
Ellos dividen el año en dos ‘estaciones’ que no determina la meteorología, sino el Plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia (Pladiga): bajo riesgo y alto riesgo. Este último solo dura cuatro meses de extinción y vigilancia disuasoria, pero su actuación se ha vuelto cada vez más importante los otros ocho. Desde febrero hacen labores de prevención, que no excluyen el entrenamiento y los tres turnos diarios. Medio Rural, que contó con casi 30 millones de euros para actuar en más de 58.000 hectáreas en unos 5.000 kilómetros de pistas y vías de comunicación.
Entrenan para estar en condiciones cuando entre un aviso de incendios o por una llamada al 085, o vigilancia de un agente o por ser captado por una videocámara. La Consellería de Medio Rural decidió incorporar ya este personal teniendo en cuenta la progresiva desestacionalización que se está registrando con los incendios forestales, favorecida por el cambio climático, procurando una reacción ágil a las situaciones cambiantes en relación con los fuegos.
Roberto Figueiras lo razona: “Con la desestacionalización de los incendios, este año se inició antes la precampaña para adelantarse a los incendios que puede haber y se incorporaron 627 efectivos, que son personal fijo discontinuo, que trabaja normalmente nueve meses al año. Son en torno al 40% de los bomberos forestales que están trabajando ahora mismo en Galicia. Las labores que se están haciendo son preventivas: desbroces, podas y mantener puntos de agua operativos. Y, pese a que las quemas de particulares están prohibidas, desde el 29 de enero, hay unas quemas programadas que ejecutamos los agentes forestales de la Xunta y que están permitidas para eliminar la carga de combustible en los montes. Son quemas que hacemos el personal de la Consellería, con un doble objetivo: en caso de que haya un incendio de grandes dimensiones, haría de cortafuegos; el segundo objetivo es la regeneración de pastos y hábitats cinegéticos. A favor de la zona del Deza y por las grandes explotaciones de ganado extensivo, no han registrado grandes incendios –de más de 500 hectáreas– lo que vale de ‘barrera’ para la contención de grandes fuegos.
Se comprobaron ‘fajas secundarias’ en 115 concellos
La filosofía de reforzar la prevención, coincide además con las recomendaciones de los expertos y con las directrices emanadas de la Comisión parlamentaria forestal creada tras los incendios del pasado 2017, en el sentido de propiciar la existencia de un operativo profesional, ágil y versátil.
El convenio de protección de las aldeas frente los incendios forestales, firmado entre la Xunta, la Federación Gallega de Municipios y Provincias (Fegamp) y Seaga ya tiene datos: se completó la comprobación de la práctica totalidad de las fajas secundarias de 115 ayuntamientos gallegos, inspeccionando el estado de 861.789 parcelas que suman un total de 58.914,26 hectáreas.
El porcentaje de superficie gestionada es ligeramente superior al 66%, es decir, 39.077 hectáreas repartidas en 552.436 parcelas. Estas parcelas gestionadas representan el 64,1% del total.
En virtud de este convenio, con datos de finales de enero, se llevan generadas un total de 35.326 notificaciones y 33.129 publicaciones en diarios oficiales, para advertir los propietarios de las parcelas no gestionadas de que en caso de que no hagan la limpieza se procederá a la ejecución por parte de la Administración pública, con la consiguiente repercusión del coste y con la imposición de la correspondiente sanción.
Al mismo tiempo, por parte de la Consellería do Medio Rural se entregaron 242 planes municipales antiincendios a otros tantos concellos. De ellos, ya están aprobados un total de 164.
Al mismo tiempo, la unidad de investigación de incendios forestales de la Xunta localizó in fraganti e identifica un presunto incendiario en el ayuntamiento lugués de Castroverde.