Los jóvenes, sin acceso a su casa ideal: por esto no se independizan los gallegos
La oferta inmobiliaria no se adapta a las necesidades juveniles
¿Se adapta la oferta de viviendas tanto en alquiler como para compra a las necesidades y la capacidad económica de los jóvenes? El Observatorio da Vivenda de Galicia concluye que no.
El 64 por ciento de los hogares jóvenes son unipersonales o formados por una pareja sin hijos. Sin embargo, el grueso de la oferta inmobiliaria tanto para alquiler como para comprar supera los 80 metros cuadrados.
En el portal inmobiliario Idealista, por ejemplo, solo el 2,2 por ciento de las 4.708 viviendas ofertadas (de las que el 9,2 por ciento se ofertan para compra) tienen una superficie superior a los 40 metros cuadrados.
Mientras, las que tienen más de 100 metros cuadrados representan el 38 por ciento del total. La provincia que, tanto en términos absolutos como relativos, dispone de más viviendas de tamaño reducido es Pontevedra, con un 4 por ciento de inmuebles de menos de 40 metros cuadrados, pero también es la que posee una mayor porcentaje de viviendas más amplias (el 43 por ciento del total).
Si se analiza Fotocasa el 15,4 por ciento de las 3.512 viviendas ofertadas tiene una superficie inferior a 60 metros cuadrados, mientras que las que tienen más de 120 metros cuadrados representan casi el 20 por ciento.
“El análisis del stock de vivienda nueva indica que este presenta, en general, un tamaño medio inferior, pero no aumenta la oferta de inmuebles de tamaño reducido”, señala el Observatorio da Vivenda.
¿Y cuáles son las consecuencias? Solo el 18 por ciento de los gallegos menores de 30 años se ha emancipado en Galicia, una tasa inferior a la estatal. Pero esta cifra, ya de por sí exigua, sería aún más reducida sin el apoyo familiar. De hecho, dos de cada diez jóvenes que se han independizado –más de 3.000– se fueron a una vivienda cedida por sus padres. Se trata de la proporción más elevada de toda España, según los datos del Observatorio da Vivenda de Galicia. Sólo el 50,2 por ciento vive de alquiler, diez puntos por debajo de la media nacional. Y es que para un joven que quiere irse a vivir solo pagar el arrendamiento le supondrá gastarse el 60 por ciento de su sueldo. Solo si se va en pareja el esfuerzo será asumible: el coste se rebaja al 31 por ciento de sus ingresos.
“Acceder a una vivienda en solitario representa un esfuerzo que supera ampliamente el umbral considerado accesible”, concluye el Observatorio da Vivenda, dependiente del Instituto Galego de Vivenda e Solo de la Xunta. De ahí que la única opción para muchos jóvenes sea recurrir a la ayuda de los padres. Esto explica que el 20,4 por ciento de los jóvenes de 16 a 29 años residan en viviendas “totalmente pagadas”.
“Esto refleja la importancia del apoyo familiar en los procesos de emancipación de nuestra comunidad”
En su análisis sobre el coste de acceso a una vivienda por parte de la población juvenil, resulta llamativo que en Galicia resulta más fácil comprar una vivienda que en el resto de España pero, sin embargo, el esfuerzo económico que tienen que hacer los jóvenes gallegos para pagar un alquiler se equipara a la media nacional.
Además, para un joven solo que se quiera independizar le resultará menos costoso afrontar una hipoteca (el 49,6 por ciento de sus ingresos) que pagar un arrendamiento (59,70 por ciento). La razón es que el precio de la vivienda libre está prácticamente estancado en Galicia desde 2014, mientras que el alquiler “presenta una subida importante en los últimos años”.
A esto se suma que los salarios de los jóvenes gallegos de entre 25 y 34 años rondan los 16.932 euros, frente a los 18.506 euros de media nacional.
Trabajo
La precariedad laboral es otro de los factores que frena la emancipación juvenil y no tanto el hecho de tener o no tener empleo. El Observatorio da Vivenda concluye, de hecho, que no hay una correlación directa entre la tasa de ocupación y el porcentaje de jóvenes emancipados. La prueba es que la mitad de los gallegos de entre 25 y 34 años que siguen viviendo con sus padres tiene trabajo. “Esto demuestra que influye también la calidad de los empleos creados en cuanto a duración y al tipo de jornada”, explican en el informe.
Los datos describen un panorama laboral poco halagüeño para los jóvenes. Casi la mitad de la juventud asalariada tiene contratos temporales, así como un índice elevado de trabajos a tiempo parcial.
Las menores expectativas laborales influyen en que la emancipación sea “mucho menor” en los municipios más pequeños de Galicia, aunque el envejecimiento poblacional de las zonas rurales y la necesidad de cuidar a los padres, por ejemplo, podría ser otro factor que influye.
Así, en los concellos de menos de 10.000 habitantes todavía viven con sus padres el 58 por ciento de los jóvenes de 25 a 34 años, mientras que en las urbes de más de 50.000 habitantes este porcentaje se rebaja al 42 por ciento.
Pero también hay diferencias en la emancipación por sexos. Las mujeres se van más pronto de casa. Entre los 16 y los 29 años dos de cada diez chicas ya viven por su cuenta, mientras que entre los varones esta tasa baja al 15 por ciento.
Sin embargo, desde 2008 la caída en las tasas de jóvenes independizados ha afectado con más intensidad a las mujeres (cuatro puntos menos), frente a la de los varones (1,37 puntos de descenso).
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