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Los alquileres se encarecen en Galicia ocho veces más que la subida de los salarios

Carteles de viviendas en una inmobiliaria Bernabé / Javier Lalín

El sueldo medio de los gallegos es el segundo más bajo de España y sólo repuntó un 0,8% en el último año, hasta los 1.876 euros

El acceso a la vivienda se complica en Galicia: el mercado de los alquileres se dispara ocho veces más que los salarios en 2020. En el último año, el precio de los arrendamientos ha registrado un incremento del 6,8% en el territorio mientras que el poder adquisitivo percibe el segundo repunte más bajo de España, del 0,8%, solo por detrás del 0,2% de Extremadura. El salario medio bruto mensual de los trabajadores gallegos en 2020 fue de 1.876 euros en doce pagas, o 22.507 euros anuales. Una cifra que, en todo caso, se convierte en la segunda más baja del Estado, pues solo Cantabria presenta sueldos inferiores. Mientras, los arrendamientos se disparan. El precio del alquiler por metro cuadrado se situó en los 7,20 euros, lo que traducido a una vivienda con una superficie de 80 metros cuadrados son 576 euros al mes.

A efectos prácticos para el bolsillo de los ciudadanos, todo ello implica que los gallegos deben realizar un esfuerzo salarial del 31% para pagar la mensualidad de su vivienda, frente al 29% que suponía esta partida en 2019. No obstante, este porcentaje se distancia de ese 41% de sueldo bruto que destinan de media los arrendatarios españoles, de ese 53% de los catalanes o del 50% de los madrileños.

La estructura de salarios bajos que presenta Galicia propicia que el acceso a la vivienda sea más difícil, especialmente para los más jóvenes, que desde la crisis del 2008 padecen las consecuencias de un mercado laboral con elevadas tasas de paro y exiguas ofertas de empleo, analiza el catedrático de Economía, Juan Santamaría. “En Galicia estamos poniéndonos a niveles de Madrid o Barcelona en alquileres. En Vigo no encuentras nada por menos de 600 euros que sea una vivienda digna y no hay autoridades revisando los pisos que están en alquiler”, determina el catedrático.

“Faltan viviendas sociales para las generaciones jóvenes”

Juan Santamaría - Catedrático de Economía

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Juan Santamaría

A ello se suma que el mercado inmobiliario experimenta las particulares consecuencias de una escasa oferta y una elevada demanda, lo que empuja los precios al alza. Una tendencia que los bajos niveles de inflación actuales, del 2%, no están conteniendo. “Faltan viviendas sociales para que las generaciones más jóvenes puedan acceder a una casa con condiciones económicas asumibles”; apunta Santamaría. La alternativa al alquiler sería la adquisición de un piso, pero esto exige tener “un empleo estable, un salario que supere los 1.000 euros y eso no sé da en la población que más vivienda demanda, los menores de 35 años”, dice el catedrático de Economía.

En un análisis detallado, los pontevedreses realizan el mayor esfuerzo salarial para pagar un alquiler, del hasta el 35% frente al 30% de A Coruña o el 25% y 26%, de Ourense y Lugo, respectivamente. “Yo creo que es por el nivel de industrialización de Vigo. Es la provincia más industrializada, a pesar de que Inditex esté en Coruña”, apunta Santamaría.

La crisis del 2008 propició que muchas familias tuvieran que recurrir al alquiler porque no podían acceder a la compra de una vivienda, una casuística que se traduce en que a partir de 2013 se registre un fuerte repunte de este mercado en España que deriva en alta demanda y oferta reducida en 2016, explica Benito Iglesias, presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein). 

La partida para la hipoteca

Así es que el alquiler ha ido cogiendo fuerza en los últimos años por la dificultad de acceder a una vivienda en propiedad tras el endurecimiento de las condiciones de los bancos para acceder a financiación, coinciden los dos expertos. En el último trimestre del 2020, la cuota hipotecaria media de los gallegos se situó en los 466 euros mensuales, lo que se traduce en un esfuerzo salarial del 26,8%, según los datos de Registradores de la Propiedad. “Es un porcentaje aceptable”, apunta Santamaría. “Lo normal es que el esfuerzo hipotecario no supere el 30% del salario”, complementa Iglesias. Con todo, advierte el presidente de Fegein, las condiciones de acceso a una hipoteca se endurecerán tras la pandemia y el precio de los alquileres seguirá repuntando con la vuelta al juego de la vivienda vacacional.

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