Justo el día en que las autonomías abordaban en una reunión extraordinaria con el Gobierno central el protocolo de vuelta a las aulas el próximo curso, la Consellería de Educación enviaba a primera hora de la mañana un correo electrónico a todos los centros de Secundaria para que en el plazo de 24 horas elaborasen y remitiesen a la Xunta un estudio de adaptación de las aulas a la distancia interpersonal de 1,2 metros –ahora es 1,5 metros–. Es decir, les pidió planes sobre como sería la redistribución de pupitres y sillas con una separación menor entre estudiantes y poder aumentar así el número de alumnos por clase.
El correo se envió el miércoles por la mañana, cuando la reunión con los ministros de Política Territorial, Sanidad y Educación para aprobar el protocolo del próximo curso se inició a primera hora de la tarde. El sindicato CIG, que ayer alertó de este email, denuncia que tras la iniciativa de la Consellería de Educación se esconde la intención de reducir el profesorado de refuerzo contratado por la pandemia y aumentar las ratios por aula.
Según la CIG, en el correo se incluyó una hoja de cálculo para rellenar en la que se requiere, entre otras cuestiones, el número de grupos desdoblados de ESO y Bachillerato, el número de aulas con mamparas, el incremento de profesorado autorizado en este curso y el número de grupos con docencia semipresencial de FP.
Para el sindicato, guardar una distancia de 1,2 metros –la mínima acordada en la Conferencia Sectorial de Educación celebrada el miércoles– dará lugar a un aumento del número de alumnos por aula y, en consecuencia, a una reducción de gasto en “profesorado que fue necesario durante este curso”.
Precisamente, en la reunión extraordinaria con los ministros, el Gobierno central demandó a las comunidades que mantuvieran el próximo curso todo el personal de refuerzo, incluso en el caso que no hiciera falta desdoblar las clases. En Galicia, es cuerpo está compuesto por 2.300 docentes.
Ayer, tras la reunión del Comité Educativo de la Xunta, la Consellería de Educación anunció que ya lleva tiempo trabajando en los programas de refuerzo y que los aplicará el próximo curso a través del Plan Recupera, “una de las estrategias prioritarias del Gobierno gallego”. No obstante, no precisó el alcance de esta medida ni a cuántos profesores y centros afectará, si bien reclamó al Ministerio de Educación que concrete qué fondos aportará el Estado.
Sobre el mismo asunto también habló el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, al término del Consello. Pese que su Ejecutivo pidió planes a los institutos para separar los pupitres 1,2 metros entre sí, él se mostró disconforme con esta propuesta del protocolo elaborado por el Ministerio de Educación.
Feijóo expresó su sorpresa porque el ministerio de Celaá dictara las propuestas cuando, a su juicio, son las autoridades sanitarias las que tienen que decidir la distancia interpersonal en las aulas. Indicó que no conoce la “justificación científica” para bajar de 1,5 a 1,2 metros y que la Xunta hará caso de las recomendaciones sanitarias y del comité clínico gallego.
También serán estas disposiciones de origen sanitario las que influyan directamente en el volumen del profesorado de refuerzo que se necesite el próximo curso, y no tanto de la financiación que se pueda obtener del Gobierno central procedentes de los fondos europeos React EU que, según Feijóo, nunca se destinaron a personal.
Celaá, partidaria de usar siempre la mascarilla en los centros
La Ministra de Educación, Isabel Celaá, no prevé iniciar el próximo curso escolar sin la obligatoriedad del uso de mascarillas para los alumnos de más de seis años y aseguró que el Gobierno trabaja para que los escolares de 12 a 16 años puedan estar vacunados en septiembre. “No sería las mascarilla lo que yo quitaría primero”, respondió Celaá en una entrevista en Onda Cero recogida por Europa Press en al ser preguntada por esta medida en el caso de que la incidencia en España estuviera por debajo de los 50 casos por 100.000 habitantes y ante la petición de algunas comunidades autónomas. Comunidades como Andalucía o Cataluña han planteado que se pueda relajar el uso de la mascarilla en determinados ámbitos escolares, como cuando salen al patio en los recreos o hacen actividades al aire libre.