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El eucalipto, la hucha del monte

Tala de eucaliptos en Xiabre, en la comarca de Arousa IÑAKI ABELLA

La tala de madera no se ha resentido en Galicia por la pandemia y durante el pasado año se facturaron 222 millones de euros, el 70% procedente de la especie más discutida

La proliferación de eucaliptos en el monte gallego provoca, desde hace años, un intenso debate entre defensores y detractores con razones que van desde el punto de vista económico al ecológico o paisajístico pasando por sus efectos sobre los incendios. Pero está claro que esta especie también es una notable fuente de ingresos que pertenece a un sector, el forestal, que ha sorteado en 2020 la pandemia sin consecuencias. Las cortas totales de madera en Galicia se mantuvieron en los mismos niveles que en años anteriores, aunque la facturación de los propietarios cayó un 8,5% hasta los 222,5 millones de euros, pero no por causas atribuibles a la crisis sanitaria, sino por el ligero descenso del precio del eucalipto, que oscila, al alza o la baja, en función de la evolución mundial de la pasta de papel. Aún así, esta especie rodeada de polémica reportó unas ventas de 157,4 millones, el 70% del total.

El eucalipto ha registrado un crecimiento espectacular en los últimos años en la comunidad gallega hasta el punto de que ocupa ya 422.000 hectáreas. Sin embargo, ahora se le quiere poner freno. La Consellería do Medio Rural ha anunciado que prohibirá provisionalmente nuevas plantaciones de esta especie y el Plan Forestal prevé como objetivo una reducción del 5% en el horizonte del año 2040, lo que permitirá transformar 20.000 hectáreas de eucaliptales en bosques autóctonos.

Detrás de las plantaciones no hay grandes terratenientes, sino una tupida malla de, básicamente, pequeños propietarios que encuentran en el monte una vía de ingresos bien como actividad profesional o como una especie de “fondo de inversión” al que echar mano si hace falta.

Según la Asociación Forestal de Galicia, (AFG) en la comunidad hay unos 100.000 propietarios con plantaciones forestales, incluidos entre ellos las comunidades de montes, que son unas 3.000, pero que debido a su mejor organización y mayor extensión de superficie gestionada como una única unidad, representan el 15% del negocio de la venta de madera.

De la facturación total en 2020, según la AFG, algo más de 65 millones de euros proceden de las talas de pinos, mientras que el resto, la mayor parte, la genera el eucalipto. Con respecto a 2019, la caída en el volumen de negocio fue de 21 millones de euros, debido a una bajada media de entre 2 y 3 euros la tonelada de eucalipto, que el sector considera normal dentro de las oscilaciones de precio que se registran a lo largo del año, ya que depende de la evolución del mercado mundial de la pasta de papel. “Es muy impredecible saber cuánto va a bajar o subir, pero son normales. Es un poco como el precio del petróleo, que está marcado por circunstancias de ámbito mundial”, sostiene el director de la Asociación Forestal de Galicia, Francisco Dans.

Por provincias, la mayor facturación total por pino y eucalipto corresponde a A Coruña, con 109 millones de euros, seguida de Lugo con 81 y Pontevedra, con 26. Ya a mucha distancia figura Ourense, con casi 6 millones.

Y es la provincia de A Coruña la que encabeza el negocio de la corta de madera porque el norte, singularmente los distritos de Ferrol-Ortegal y Bergantiños-Mariñas coruñesas, facturan 60 millones de euros. En ambas comarcas, los eucaliptos dominan con rotundidad a las demás plantaciones forestales.

En la provincia de Pontevedra, el negocio está nivelado, pues mientras la venta en el monte de eucalipto produce 16,4 millones de euros, la de pino supera, aunque por poco, los 9,5 millones.

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