El Plan Forestal de Galicia enfila ya su recta final con la previsión de quedar aprobado este primer semestre del año y tener una vigencia hasta 2040. Una de los objetivos que se marca el documento, sometido ayer al criterio del Consello Forestal, es aprovechar los montes gallegos como inmensos pastizales para el ganado extensivo. Así, se propone que en el plazo de veinte años 225.000 hectáreas de terrenos forestales desarbolados se conviertan en pastos. No obstante, estos usos deberán estar planificados dentro de los instrumentos de ordenación forestal o mediante una autorización específica y las áreas afectadas tienen que estar registras previamente como tales para que esta actividad se practique con “racionalidad”.

El salto con respecto a la situación actual será enorme, ya que aunque es difícil cuantificar cuánto monte se destina a la producción de forraje, el pastoreo en régimen extensivo en Galicia, según el Anuario de Estadística Forestal, estaba implantado en 2018 solo en 4.426 hectáreas, si bien la superficie real puede ser muy superior, a juicio de la Xunta.

“Los sistemas de pastoreo suponen Galicia una oportunidad que se está aprovechando solo parcialmente”, se recoge en el Plan Forestal, en el que se enfatiza que el uso de ganado en el monte para consumir la hierba natural no solo supone un incremento de la rentabilidad económica de las ganaderías, sino que conlleva una reducción importante del riesgo de incendios.

Eucalipto.

El Plan Forestal prevé eliminar un 5% de la superficie de eucaliptos en 2040 tras multiplicarse en los últimos años. El objetivo es reducirla en 20.000 hectáreas, espacio que será ocupado por otros árboles, preferentemente pinos y frondosas. Con respecto al eucalipto, también se pretende limitar su plantación en ciertas zonas del interior por encima de una determinada altitud o en áreas de alta actividad incendiaria, especialmente en aquellas con prolongados periodos de sequía y con vientos predominantes que propicien la propagación de las llamas.

Presupuesto.

Para desarrollar la política forestal, la Xunta prevé, al menos como ruta orientativa, incrementar el presupuesto anual un 2%, arrancando este año con una partida de 201,6 millones de euros. La inversión programada hasta el año 2040 será 4.900 millones de euros, de los que 4.000 saldrán de las arcas públicas. En el orden fiscal, el documento aboga por una revisar el sistema de ayudas públicas, dotando las iniciativas de plantación de frondosas “de una elevada prioridad e intensidad de las subvenciones” y, en determinadas áreas, avanzar en la implantación de compensaciones e incentivos a la actividad forestal.

Frondosas.

Se plantea llegar al año 2040 con 425.000 hectáreas de bosques de frondosas, con un especial impulso al castaño.

Áreas verdes periurbanas.

Se quiere ordenar y regular los usos y actividades sociorrecreativos de los montes periurbanos, para que sirvan de disfrute de los ciudadanos y como elemento de prevención de incendios. El objetivo es alcanzar las 25.000 hectáreas de superficie de esta red de infraestructuras verdes previa firma de convenios con los dueños y concellos.

Revisión anual.

Cada año se someterá a revisión el desarrollo del Plan Forestal para comprobar si resulta necesario la aplicación de medidas de “control” para intentar ajustarse a los objetivos marcados.

Incendios.

Se crearán brigadas específicas de investigación de incendios; en Toén (Ourense) se implantará el Centro Integral de Loita contra o Lume en el que se impartirá formación a bomberos y se centralizará el análisis de los fuegos; y en el plazo de dos años se aprobará una nueva ley de prevención de incendios para afrontar la nueva tipología, cada vez más virulentos e imprevisibles por el cambio climático, y más próximos a los núcleos urbanos.

Producción de madera.

Entre los objetivos del Plan Forestal también se marca incrementar la producción de madera, de forma que se pase de los nueve millones de metros cúbicos talados al año a doce en 2040.