La ola que se acerca es enorme y amenaza con engullir a más población que el tsunami económico que hace poco más de una década arrasó el mundo entero tras la caída del banco Lehman Brothers. Unos meses después, Alberto Núñez Feijóo llegó a la Presidencia de la Xunta y comenzó una era política marcada por la austeridad y los recortes obligados de gasto en un momento en que el propio Estado se vio ante el precipicio de la quiebra. Hace cuatro años, ese escenario parecía superado y todo parecía ir hacia arriba, con un horizonte de Xacobeo y mayor gasto que la actual pandemia de coronavirus ha difuminado. "Lo que vivimos no es una crisis más. Si la crisis de 2008 fue dura, lo que está por venir es durísimo", advirtió ayer el líder del PP durante su discurso de investidura para ser elegido por cuarta vez presidente de la Xunta, cargo asegurado gracias a la nueva mayoría absoluta cosechada en los comicios del pasado 12 de julio. Para afrontar un presente tan incierto, Feijóo apeló a la unidad no solo de la oposición de BNG y PSdeG, sino de empresarios y sindicatos. La sanidad será la prioridad de actuación.

El líder del PPdeG se plantó ayer ante el hemiciclo gallego con su cuarta mayoría absoluta consecutiva, la más abultada de todas con 42 actas, para afrontar una crisis que el coronavirus SARS-CoV-2 empequeñecerá a tenor de las previsiones económicas. De momento, el PIB gallego se ha desplomado un 14,5%, cuatro puntos menos que la media estatal.

"Estabilidad y moderación son los principales vencedores de las elecciones", planteó en un primer momento Feijóo, tendiendo la mano a una oposición limitada a BNG -19 diputados- y PSdeG -14- tras la desaparición del espacio de Podemos, Anova y las mareas, pero recordando el aval a sus políticas.

Su mensaje fue similar al planteado un día antes por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que reclamó unidad para salir adelante, si bien este carece de apoyos parlamentarios para aprobar, por ejemplo, sus cuentas, algo que sí tiene Feijóo. Aun así, este insistió. "Esta legislatura es hoy la del coronavirus, pero pondré todo de mí para que acabe siendo la legislatura del entendimiento y la recuperación", resumió en un discurso de dos horas en el que incluso se emocionó al final y que fue la primera jornada de un debate que prosigue mañana con el careo con la oposición.

Dos propuestas pretenden reflejar ese espíritu. Por un lado, la primera decisión de Feijóo tras nombrar a su nuevo gobierno será la convocatoria de la Mesa de Diálogo Social con sindicatos y empresarios. El objetivo es "trazar juntos métodos y objetivos que nos permitan superar la crisis, pero también salir reforzados de ella y diseñar la Galicia de 2030", expuso. Por otro, la puesta en marcha de una comisión parlamentaria para afrontar las tareas de reconstrucción socioeconómica, a imagen del órgano creado en el Congreso y solicitado por el PSdeG.

La que Feijóo creía legislatura del Xacobeo se ha convertido en un agujero negro que hace peligrar la salud y la vida de los gallegos. En su discurso destacó la falta de proyectos nuevos, inversiones en infraestructuras o anuncios de nuevas rebajas fiscales, una decisión vinculada a las dudas existentes no solo sobre el comportamiento económico general, sino sobre las propias arcas públicas, tanto en el peso de las prestaciones, como en la caída de la recaudación o la falta de presupuestos estatales. "No oculto que un obstáculo determinante para afrontar el futuro es la incerteza que tenemos sobre las cuentas públicas", reconoció Feijóo.

A pesar de ese condicionante, la sanidad será prioritaria, al igual que "evitar entre todos un segundo confinamiento". "Esta legislatura será la de la finalización de un nuevo Servizo Galego de Saúde: el 100% de gallegos tendrán a su lado una infraestructura sanitaria pública nueva o renovada y con tecnología renovada", prometió.