Decir sí a un testamento ha dejado de ser un quebradero de cabeza para miles de contribuyentes en Galicia. Con la reforma de 2016 que exime del pago del impuesto de Sucesiones a las herencias por vía directa (hijos, nietos padres, abuelos y cónyuges) cuando son inferiores a 400.000 euros -excluida la vivienda habitual- y con la ampliación de esa bonificación desde este año a los legados que no superen el millón de euros, son cada vez menos quienes tienen que rendir cuentas al fisco en Galicia. Las exenciones aprobadas por la Xunta. Una larga lista de facturas tributarias con desembolso cero, cuando antes de la reforma acarreaban un coste medio de al menos 6.000 euros por legado, que ya ha tenido impacto en las arcas autonómicas: de una recaudación media anual de 205 millones antes de aprobarse hace cuatro años la primera rebaja fiscal en Sucesiones se ha pasado a poco más de 131,3 millones en 2019, casi un 40% menos que antes de la reforma y un 34% por debajo de los 196,5 millones ingresados el ejercicio anterior.

Las cifras de 2018 en el impuesto de Sucesiones fueron tan abultadas en comparación con otras anualidades desde que entraron en vigor las bonificaciones fiscales en la comunidad por el efecto del plan especial de lucha contra el fraude iniciado en 2017, según detallan desde la Consellería de Facenda.

La previsión para este año en los presupuestos autonómicos es de 130,2 millones de recaudación. No será hasta 2021 cuando se perciba el pleno efecto de la reforma que amplía las exenciones a los legados inferiores a un millón de euros por heredero (en línea ascendente y descendente) ya que entró en vigor en esto de este año por lo que habrá liquidaciones de 2020 que no se resolverán hasta el próximo año.

Hasta la entrada en vigor de la primera rebaja fiscal para herencias en la comunidad, a las arcas de la Xunta iban a parar una media de 205 millones. El impacto calculado de esta reforma era de unos 70 millones, una estimación que se traduciría en unos ingresos anuales de 135 millones. Desde 2016 la recaudación se quedó por debajo de esa cifra, con la excepción de 2018 por el plan antifraude promovido por Facenda. Así, el primer año de las exenciones las arcas autonómicas solo ingresaron por este tributo 131,1 millones, en 2017 bajó a 128 y el año pasado se cerró con 131,3 millones.

El desembolso tributario por Sucesiones en Galicia queda prácticamente limitado a las grandes fortunas y a las transmisiones de hermanos, parientes lejanos como tíos o amistades. En estos casos el tipo resulta tan gravoso que durante los últimos años se han disparado las renuncias a herencias. Un ejemplo basta para conocer el motivo del aumento continuo de rechazos a este tipo de legados: heredar el piso se un tío acarrea un coste por sucesiones de más de 31.000 euros.

En el caso de los hermanos, en enero del año pasado entró en vigor la reforma de Facenda por la que quedan exentos del impuesto de Sucesiones las herencias de hasta 16.000 euros entre hermanos, frente a los 8.000 en los que estaba fijado el límite.

El cambio tributario en la comunidad ha provocado un cambio radical en el mapa fiscal, ya que de ser Galicia una de las comunidades que más ingresaba por herencias se ha convertido en un territorio donde por abrir un testamento no hay que desembolsar ni un solo euro al fisco. Antes de la reforma, cada gallego que recibía una herencia en línea directa pagaba por Sucesiones una media de 6.200 euros. A esta cantidad todavía había que sumar el pago del IRPF por las transmisiones en vida, que en Galicia se situaban entonces entre los 3.000 y los 9.000 euros de media.

A modo de ejemplo, un contribuyente de más de 25 años que antes de la reforma fiscal de 2016 heredaba en línea ascendente o descendente -padres-hijos, abuelos-nietos o cónyuges- dos pisos y 30.000 euros en efectivo en el banco tenía que pagar en Galicia casi 27.000 euros frente a los apenas 1.200 que tendría que tributar por esa misma herencia en Madrid. Desde hace cuatro años, esa factura fiscal en la comunidad es cero.

Las diferencias en el impuesto de sucesiones en el territorio nacional alcanzan en la actualidad un 13.000%. O lo que es lo mismo un murciano tiene que pagar por los bienes que hereda 130 veces más que lo que paga un cántabro.

Las bonificaciones fiscales en el impuesto de Sucesiones están en el punto de mira del Gobierno central. El Ministerio de Hacienda tiene pendiente la reforma que comenzó a cocinarse la pasada legislatura desde el comité de expertos que trabaja en el nuevo modelo de financiación autonómica, donde propusieron la armonización del tributo que grava las herencias para que todos los contribuyentes paguen.