La dirigente de la ya disuelta organización terrorista ETA Soledad Iparraguirre, alias Anboto, ha sido condenada en su primer juicio en España a 122 años de prisión por ordenar el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo, natural de A Rúa (Ourense), en 1995 en León. La víctima fallecido después de explotar una bomba lapa bajo el asiento de su coche cuando conducía junto a su hija, que resultó herida grave.

"Fijó el objetivo, facilitó los explosivos y dio instrucciones para la fabricación y transporte de la bomba lapa y para su colocación en el interior del coche, bajo el asiento, para asegurar la muerte del objetivo sin riesgo para el autor", sostiene la sentencia de la Audiencia Nacional, conocida ayer.

Se trata del primer juicio al que Anboto se enfrentaba en España tras ser entregada por Francia, donde ha cumplido varias condenas, y al que asistió entre el público uno de los últimos jefes de la banda terrorista, Mikel Antza, considerado su pareja sentimental.

La sentencia establece una indemnización para la viuda, de 300.000 euros, y de 160.000 para cada uno de los hijos. La hija deberá ser además indemnizada con 342.100 euros por las lesiones causadas y por las secuelas sufridas.