Mariano Rajoy pasó ayer por Santiago para presentar su libro en el que recoge los momentos más relevantes de su etapa como presidente del Gobierno. Lo hizo ante un auditorio a rebosar -previa invitación- y con el anhelo confeso de que la experiencia recogida es sus memorias sirva como ejemplo útil para otros gobernantes, sobre todo ahora con una España caracterizada por la inestabilidad, el desafío independentistas de Cataluña y las negociaciones para formar Gobierno. "En los grandes temas nacionales, es absolutamente prioritario el acuerdo entre los dos partidos nacionales", dijo en referencia a PSOE y PP. "Siempre que ha habido consenso entre estos dos partidos, las cosas han ido bien", insistió. Lo otro, que se aborden cuestiones de soberanía nacional sin contar con la soberanía nacional ni el PP, que representa a millones de españoles, es un "disparate total".
Su intervención fue seguida por unas 600 personas y arropada por cargos de la Xunta y del PPdeG. No faltó nadie que debiera estar. El Gobierno gallego en pleno en primera fila y al lado de Rajoy, en el escenario, Alberto Núñez Feijóo, el encargado de presentarlo.
Pocas referencias hizo el expresidente a Galicia. Porque su libro se centra en la última etapa del PP en Moncloa. Tal solo recordó que sus inicios políticos los emprendió en la comunidad gallega, que estuvo en la mesa de edad del primer Parlamento autonómico y que como presidente de la Diputación de Pontevedra restauró el castillo de Soutomaior, donde el PP acostumbraba a iniciar su curso político -"pagando el alquiler"- pero que ahora ya no deja el PSOE. Y tuvo palabras en memoria de Albor y Manuel Fraga. De Feijóo ya había hablado cuando le cedió la palabra, al que se refirió como "amigo", un "buen político" y un "orgullo" tenerle de presidente de la Xunta.
No tenía pensado escribir ningún libro, pero le convencieron de ello. Y expresó sus tres razones: dar su versión como presidente de Gobierno durante una etapa "nada intranscendente" de España, evitar que otra persona la diera en su lugar e intentar que su experiencia pueda ser útil para otros en el futuro.
Aseguró que pretendió escribir el libro, "Una España mejor", con el máximo rigor pero de forma amena. Por eso, añadió, que nadie busque chismes ni críticas personales en sus páginas. Y si tampoco hay alusiones a su sucesor en el PP, es porque solo abordó su etapa como presidente hasta la moción de censura del pasado año.
Los consejos que deja, precisó, son cuatro. Uno, defender el consenso entre PP y PSOE en los asuntos clave para España. Otro, controlar las cuentas públicas. Un tercero, hacer reformas es imprescindible para mejorar el Estado do Bienestar, por lo que pide a Pedro Sánchez que no derogue las que funcionan, sobre todo las económicas. Y cuarto, un Gobierno debe tener convicciones, pero no debe hacer caso omiso de la realidad.
Ante un auditorio entregado, Mariano Rajoy se despidió con una defensa del "centrismo" político y con la advertencia de que la "nación española" tiene los instrumentos necesarios para defenderse ante un eventual avance de los movimientos independentistas.
