La tierra tembló de nuevo en Galicia por sexta vez en cuatro días. Esta vez el epicentro de situó mar adentro, a unos 60 kilómetros de la costa de Vigo y su intensidad alcanzó los 3,4 grados en a escala de Richter, la mayor cifra alcanzada durante un verano en el que los seísmos han sido de nuevo frecuentes en la comunidad.

"Estos movimientos se encuentran dentro de la normalidad. Suelen producirse en Galicia, no solo en la costa sur, sino también en la norte, si bien es cierto que las zonas habituales son las de Sarria, Triacastela y Becerreá, en la provincia de Lugo", apuntan fuentes del Instituto Geográfico Nacional.

El lunes tres movimientos afectaron a a Cartelle, produciéndose todos a una profundidad de 11 kilómetros y registrando unas intensidades de 1,7, 1,8 y 1,9 grados, respectivamente. Además, en A Merca se registró otro de 2,1 y el sábado los movimientos también sacudieron la tierra en Cartelle. Su intensidad fue de 1,8 grados, según los datos disponibles del Instituto Geográfico Nacional.

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De acuerdo con la documentación de este organismo, dependiente del Ministerio de Fomento, Galicia carece de grandes fallas activas, aunque la sismicidad "parece debida a multitud de pequeñas fallas que, debido a su corta longitud de traza, en principio no tienen por qué originar terremotos de grandes magnitudes", según declaró a GCiencia el año pasado Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional.

Los episodios de movimientos sísmicos continuados en un espacio breve de tiempo se conocen como "enjambres sísmicos" y este verano hicieron acto de presencia en la comunidad, al igual que el año pasado. En julio, la comarca de Celanova registró 24 terremotos. El año pasado, entre mayo y julio, fueron 32 los detectados en Ponte Caldelas.

Posibilidades

"En toda la península saltan de vez en cuando enjambres sísmicos y no sabemos muy bien la causa. Son habituales, aunque no mucho en esta comarca hasta ahora. La probabilidad de que haya un terremoto mayor no sería descartable, pero en esta zona, según el histórico registrado, no hay magnitudes excesivamente grandes. Ha habido de 3 y hasta 3,5. Pensamos que la probabilidad de que pueda haber un terremoto mucho mayor es baja, muy baja, por lo que sabemos históricamente. Lo más esperable sería que esta serie pueda tener unos cuantos terremotos más para después desvanecerse, hasta que a lo mejor dentro de unos años pueda volver otra vez el fenómeno. Así ha pasado en otros casos", explicaba a FARO los sismos de Celanova en julio Luis Cabañas, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional.

De hecho, resulta poco frecuente que la población perciba un movimiento de la tierra que no supere los 3 grados en la escala de Richter. "A partir de ahí pueden notarse si son superficiales", comentan fuentes del IGN, que matizan que en zonas del Levante pueden percibirse con más claridad en los edificios más altos, en alusión a los bloques de apartamentos turísticos.

El susto de 1997

Aunque los enjambres sísmicos no alcanzan esos niveles, hace 22 años la tierra sí que se sacudió con virulencia para los estándares gallegos. En 1997 se registró el mayor terremoto de los que se tienen datos. El epicentro fue el concello lucense de Becerreá y su intensidad de 5,1 grados. No es posible predecir si se repetirá un episodio similar. "Hay fallas que no están catalogadas, las activas no son todas conocidas. La parte oeste de la península, como Galicia, se encuentra en el Macizo Ibérico y transmite bien las ondas, sobre todo las de alta frecuencia. Pero depende de dónde tenga uno posicionada la casa. Los terrenos blandos pueden producir amplificaciones mayores. Los rocosos menos pero transmiten mejor las ondas", comentaba a FARO Luis Cabañas.