La inmensa mayoría de las fundaciones tiene parte de su dinero invertido o en depósitos como si fueran una familia para poder exprimir una vía más de ingresos. Y Afundación no es una excepción. El problema es que los mercados no fueron precisamente muy generosos el pasado año y los ahorros de la entidad acabaron en negativo. La cartera de instrumentos financieros de Afundación pasó de un valor de 244.000 euros en 2017 a -3,1 millones de euros. Un impacto muy duro en sus cuentas. El resultado del ejercicio acabó en negativo, dentro de ese problema de déficit desde la desaparición de las cajas que hasta ahora Afundación logró ir reduciendo. El pasado ejercicio, sin embargo, aumentó un 25%, hasta los 8,4 millones de euros. Sus responsables aseguran que esta situación está corrigiéndose en 2019.

Los ingresos de la actividad propia, los que garantizan su viabilidad junto a la inyección de Abanca, aumentaron un 37%, hasta 17,5 millones. La eficiencia en la gestión permitió un excedente de actividad negativo 1,6 millones menor de lo esperado.