Según la CIG, una entidad que forma parte de la Plataforma Galega en Defensa do Ensino Público, el llamamiento al “boicot” a las evaluaciones de 3º y 6º de Primaria y de 4º de la ESO, denonimadas "reválidas ha sido atendido y el “rechazo vuelve a ser prácticamente unánime”. Así, sitúa el absentismo en cifras superiores al 80% en los centros públicos. Además, señala en un comunicado que “muchas de las familias que enviaron a sus niños en el día de hoy” al colegio lo hicieron “por la imposibilidad de conciliar”.

La CIG destaca que la comunidad educativa gallega continúa siendo la “avanzadilla” contra la Lomce y argumenta que el mantenimiento de las pruebas por parte de la Xunta supone un gasto económico “absolutamente innecesario que solo beneficia a alguna empresa privada y para nada redunda en un beneficio para el sistema educativo gallego”.

En esos argumentos coinciden grupos de padres.

Anpas

Desde asociaciones de padres cuestionan también las pruebas. Por ejemplo, desde Foanpas, entienden que “no consideran la educación como un proceso” sino que “se limitan a evaluar el ámbito lingüístico y matemático”. Además critican que “desprecian la evaluación continua y la opinión del equipo docente”, aparte de “subestimar el trabajo del progresorado” y “pretenden ir afirmando un sistema educativo competitivo, clasista y segregador que excluirá a los sectores más desfavorecidos”.

Ayer también manifestaban su oposición desde la Confederación de Anpas Galegas o desde Confapa. Fernando Lacaci, de la Confederación de Anpas Galegas, incidía en la idea de que representa un modelo "clasista y segregador” y expresaba su desconfianza acerca del destino y el objetivo que motiva el recopilar estos datos.

Los padres que decidan no llevar a sus hijos a los centros durante la celebración de las pruebas podrán contar con asesoramiento y formularios para justificar la ausencia de los jóvenes a clase. Rogelio Carballo, de Confapa Galicia, recordaba ayer a Europa Press, que han ofrecido de nuevo a las familias "el apoyo necesario" para ello al tiempo que mantenía la misma postura de los últimos años, criticando que estas pruebas "no aportan nada" y no responden a un modelo del siglo XXI.