Las vocaciones son madrugadoras. Según un estudio en Galicia, seis de cada siete estudiantes saben qué quieren hacer con su vida ya en 4º de la ESO. De ese curso, y con curiosidad probada por lo que los rodea, como corresponde a un científico que se precie, proceden los escolares pioneros que alimentan este año el bachillerato de excelencia en Ciencias y Tecnología, que la Xunta estrena de forma "experimental" en la comunidad con la complicidad de docentes y alumnado de una quincena de institutos, entre ellos el IES República Oriental do Uruguai, el único que recoge el guante en Vigo.

22 estudiantes del centro no irán a Marte, pero sí explorarán un mundo desconocido que busca alentar sus vocaciones científicas facilitándoles teoría y práctica, incluso con la cotutoría de docentes de la universidad, para hacer un proyecto de investigación, que culminarán en 2º curso y que hará que se despidan del instituto con una acreditación bajo el brazo y contactos en primicia con la universidad. En sus facultades esperan, o al menos así lo quieren ahora, formarse como médicos, biotecnólogos, ingenieros de telecomunicaciones o aeronáuticos, físicos, informáticos o matemáticos, entre otros, y alguno en dos cosas a la vez.

Así lo explica Adela Rodríguez, quien coordinará lo que se vive entre los jóvenes por el momento con una sensación de estar "a la expectativa", dice, para comprobar en qué se nota ese nuevo bachillerato, y por parte de los seis docentes del centro implicados en la misión de introducirlos al método científico con emoción y la preocupación de que no suponga "un lastre excesivo en sus estudios de Bachillerato", apunta. Porque la experiencia es evaluable, pero no tiene efectos cuantitativos en el expediente (no este curso) y requiere tiempo.

Por eso, explica Adela, este año son 3 horas de la tarde del viernes las elegidas para que los 22 adolescentes -12 chicas y 10 chicos de los dos grupos de bachillerato de Ciencias del instituto- exploren en la materia extracurricular una "introducción" a varias disciplinas que pueden aportarles la base para el proyecto de investigación, que es lo que define el STEMBach, con la pretensión de que sean clases "muy participativas" y de que vayan "tutelados" para que persistan. No en vano la ciencia es ensayo y error. Adela recuerda que supone combinar "cierta intuición y un trabajo riguroso".

"La materia extracurricular de este año está constituida por seis bloques que impartimos seis profesores", explica Adela, también docente de Matemáticas, quien aclara que se dará una formación "muy generalista" en Economía, Física y Química, Biología, Dibujo Técnico o su área. "Cada docente explicará parte de la materia vinculada a su especialidad, de modo que el curso que viene los alumnos puedan escoger entre un proyecto más tecnológico, más biosanitario... Esa es la idea", cuenta Adela, quien apunta que no habrá sesiones en el mes previo a los exámenes para que los chicos cuiden su expediente. Eso sí: en 2º el centro va a implantar la materia de investigación STEM de una hora semanal de libre configuración para estos alumnos, ya inmersos de lleno con el proyecto de investigación, que será por grupos y que deben tener listo el 1 de marzo.

Sobre la mesa tienen tres posibilidades para trabajar, aunque la coordinadora indica que pueden concretarse de forma plural: gestión de residuos, contaminación de aguas de Vigo y elaboración de un stand para presentar proyectos. Porque, apunta, no solo hay que saber investigar y hacer un "buen" proyecto, sino también saber "defenderlos" para conseguir financiación. Así que estos jóvenes "motivados para la ciencia, la tecnología y la matemática", dispuestos a trabajar en equipo, investigar e innovar y que pasaron el filtro de un 7 de media en la ESO o en las materias STEM, lo que ve un "buen caldo de cultivo", también aprenderán a solicitar una subvención. Les vendrá bien para cuando sean personal investigador de una universidad.