Los estudiantes gallegos de Bachillerato están en los puestos de cola del país, en lo que a calificaciones medias respecta, en los resultados que obtienen en la selectividad. El año pasado, con el estreno de la ABAU (Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade), se ubicaron con un 6,19 de nota media en el penúltimo puesto del ranking de comunidades, mientras que en la convocatoria extraordinaria de septiembre se situaban de terceros por la cola con un 4,51, por debajo incluso del 5.

Si estos son los resultados de los chicos que, en torno a los 18 años, salen del instituto para cursar estudios superiores en alguno de los campus gallegos, los aspirantes de mayor edad, los que acceden a través de las pruebas para mayores de 25 años, por ejemplo, tampoco consiguen colocarse en el podio autonómico por sus logros académicos. De hecho, según las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Educación y que asimismo son relativas al año pasado, el desempeño medio de este tipo de candidatos se merecía en sus pruebas de acceso específicas, agregadas las dos convocatorias, un 6,11, la media más baja del país -junto a sus homólogos de Castilla y León, que también se caracterizan por sus bajos resultados en la ABAU de Bachillerato- y dos décimas por debajo de la media estatal (6,34).

Pero además, en muchos casos quienes optan por esta vía de acceso a los campus, que está reservada, en el caso de mayores de 25, a personas que han cumplido esa edad y que no disponen de ninguna titulación que les proporcione otra alternativa de entrada a la educación superior, no lo consiguen. Las cifras recopiladas por el Ejecutivo central permiten constatar cómo el año pasado solo aprobaron el 28,3% de quienes se presentaron a los exámenes bajo el paraguas de este colectivo, el porcentaje más bajo de todo el Estado, mientras en la Comunidad Valenciana, en el extremo opuesto y liderando la tabla, lo conseguía un 72,4% de los presentados.

Mejor rendimiento demuestran otro grupo de aspirantes a las aulas universitarias que dejaron los 18 bastante atrás: quienes concurren a las pruebas de acceso para mayores de 45 años. En ese caso, el porcentaje de aprobados en las pruebas de acceso de 2017 es el doble que entre sus compañeros más jóvenes, al alcanzar un 62,5%. No obstante, tampoco es suficiente para emplazarlos más que en una posición intermedia de la tabla autonómica.

En su caso, el de mayores de 45, si bien la nota media que les asignaba el Ministerio de Educación el año pasado, con la convocatoria ordinaria y extraordinaria agregadas (como entre los de más de 25), de un 6,09, es inferior a los candidatos que entran en la categoría de mayores de 25, todavía superan a los asturianos (6,00), a los cántabros (5,75) o a los vascos (6,02), si bien se quedan a mucha más distancia de la calificación media estatal (6,58) y de los navarros, que lideran con un 7,25 el rendimiento en este tipo de pruebas.

En todo caso, los gallegos que optan a una vacante en la universidad a través de esos dos métodos de entrada, ambos pensados para personas que no poseen una titulación académica (Bachillerato o equivalente, técnico superior de FP...) que dé acceso por otras vías, son cada vez menos. En 2013 intentaban ser admitidas en algún grado de esa manera en Galicia 141 personas, mientras que el año pasado solo fueron 104, un 26% menos, y, con la excepción de un repunte en 2014, la cifra fue en descenso durante estos últimos años.

La diferencia de los resultados obtenidos en la ABAU realizada por los alumnos de Bachillerato, que relegan a los puestos de cola a los estudiantes gallegos y de Castilla y León, con los datos de PISA, donde destaca su buen desempeño, han provocado que tanto el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, como los tres rectores gallegos hayan planteado la posibilidad de un examen único de selectividad de ámbito estatal para blindar la igualdad de oportunidades.