La crisis económica expulsó de Galicia a unos ocho mil jóvenes cada año. Sin embargo, la fuga de población juvenil se ha frenado. En 2017 hicieron las maletas un total de 7.261 gallegos de entre 16 y 29 años -85 menos que el año anterior-. Aunque se mantiene la emigración hacia otras comunidades autónomas, baja un 5,5 por ciento el número de los que se marchan al extranjero -2.348 frente a los 2.486 de 2016-. Pero además este éxodo se ve compensado por la llegada de 5.188 jóvenes de menos de 30 años procedentes de otros países, un flujo que se ha incrementado en un 17 por ciento en el último año.

Entre estos 5.188 jóvenes que llegaron a Galicia en 2017 hay desde extranjeros, procedentes sobre todo de países de América del Sur, a gallegos que residían en el exterior y ven ahora en la recuperación económica opciones de regresar a su tierra natal.

Las cifras del Instituto Galego de Estatística (IGE) revelan así que el número de jóvenes que se instalan en Galicia duplica a los que emigran al extranjero.

Haz click para ampliar el gráfico

No ocurre lo mismo con el intercambio con otras comunidades. Ahí Galicia pierde jóvenes -se marcharon 4.913 y llegaron 3.753 durante el pasado año-. Sin embargo, a pesar de ello, en el computo global, si se tienen en cuenta tanto los flujos al extranjero como al resto de España, la comunidad gallega gana población juvenil. Si se marcharon 7.261, otros 8.941 se instalaron en la comunidad autónoma (900 más que el año anterior).

De esta manera, en 2017 el saldo migratorio de jóvenes en edades comprendidas entre los 16 y los 29 años fue de 1.680 -el año anterior había sido también positivo, pero se redujo a 663-.

En todo caso, los jóvenes de entre 16 y 29 años son solo una cuarta parte de los gallegos que emigran. El pasado año hicieron las maletas un total de 30.249 vecinos de la comunidad autónoma, solo un 2,4 por ciento más que en 2016. De ellos, 18.830 se fueron a otras comunidades autónomas, una cifra ligeramente más baja que un año antes (18.745). Con la emigración al extranjero ocurrió lo contrario: se incrementó en un millar de personas hasta las 11.869.

Hay que tener en cuenta que de estas 30.000 personas que se fueron de Galicia el pasado año, una de cada tres eran extranjeros que o bien decidieron regresar a sus países de origen o cambiaron de destino por trabajo o motivos personales.

Y si la emigración hacia el exterior está contenida, la inmigración es cada vez mayor tras el parón que supuso la crisis económica. El número de personas que el pasado año llegaron a Galicia procedentes tanto de otras partes de España como del mundo ascendió a 36.932, lo que supuso un aumento del 13,4 por ciento respecto a 2016. Y la razón está sobre todo en el incremento de personas procedentes del extranjero que se instalan en la comunidad gallega. Su cifra se duplicó en cinco años y ya suman 19.078.

Se trata tanto de extranjeros como de gallegos que deciden retornar y la clave de esta subida está en la crisis que atraviesa Venezuela. De hecho uno de cada cinco personas que se asentaron en 2017 en la comunidad autónoma proceden de este país caribeño. Fueron un total de 4.300, frente a los 2.900 que llegaron en 2016. De ellos, 2.163 son emigrantes gallegos retornados y 2.142 son venezolanos que también huyen de la díficil situación económica y la inseguridad que atraviesa su país.

Con estas cifras, el saldo para Galicia es positivo. Es decir, ganaría habitantes de no ser por la baja natalidad, puesto que llegaron a la comunidad autónoma 6.683 personas más de las que se marcharon. Solo Pontevedra tuvo un saldo negativo de 831 personas.