Sin ir a una academia, preparando las oposiciones por su cuenta en casa y compaginando las horas de estudio con las clases en un instituto de FP, Ana María López Méndez logró despuntar entre casi 15.000 aspirantes que este verano se presentaron a las pruebas para hacerse con una de las 1.043 plazas de profesor en Galicia. Es la número uno. Fue de todas las especialidades la candidata que obtuvo la mejor nota del millar de aspirantes que acaban de blindar su puesto docente para toda la vida. Sacó un 9,42 de nota media. Sobresaliente fue la puntuación de su examen teórico y también de la fase práctica.

Ana María López Méndez, que es natural de Vilagarcía, pero da clases en el instituto de A Sardiñeira en A Coruña, es licenciada en Ingeniería Química y da clases en Formación Profesional de Análisis Química. Su deseo es quedarse en el instituto donde ya impartió docencia los últimos años como interina, y no lo tendrá difícil, tras erigirse al número uno de la lista. Está "orgullosa" de la puntuación lograda. Confiesa que estudió "mucho", que se "apartó de familia, pareja y amigos" para "estudiar y estudiar", pero no se imaginó que iba a ser la mejor nota de las oposiciones de Educación de este año.

Sostiene que en la carrera y en el colegio fue "una estudiante normal", y apunta que empezó a preparar las oposiciones el pasado mes de febrero, cuando supo que se convocaban 15 plazas de su especialidad, por las que compitieron algo más de cien personas. Le le costó un gran esfuerzo compaginar docencia en el instituto con tardes de estudio encerrada en casa. Desde febrero, los fines de semana solo servían para "estudiar y estudiar".

No optó por la ayuda de una academia porque en su especialidad "no hay buenos temarios o libros de texto para preparar las oposiciones", así que ella sola por su cuenta "elaboró su propio temario, con bibliografía universitaria". Revela con humildad que "la suerte" la acompañó en el proceso. Había estudiado, se sabía merecedora de la plaza de profesorar de Análisis Química, pero le resultó "imposible", dando clase, "prepararse los 73 temas que tocaban en las oposiciones", así que llevaba preparados "unos 50", y justo le tocaron los que sabían, aunque no los que más dominaba.

Las oposiciones de este año eran las terceras a las que se presentaba Ana María López, de 37 años. Las dos oportunidades anteriores se le brindaron en 2007 y 2008, y después casi diez años sin volver a convocar plazas de su especialidad. Las anteriores convocatorias le abrieron la puerta a trabajar como profesora interina durante cinco años, primero en el instituto Manuel Antonio de Vigo y desde hace tres años en A Coruña. En su caso se hace realidad el dicho de a la tercera va la vencida.

Para López Méndez, su experiencia como docente fue clave para su éxito actual. "En FP no hay libros de texto y las clases son sobre todo prácicas, yo me preparo los temas para las clases; cuando comienzas a dar clase es duro y te exige mucho esfuerzo fuera del horario del aula, pero ese hábito, ese sacrificio y trabajo lo rentabilicé al preparar estas terceras oposiciones", explica.

López Méndez admite que las oposiciones pueden no ser el mejor método para elegir a los profesores que han de formar a las nuevas generaciones, pero desconoce cuál puede ser la alternativa. Pone en cuestión que la prueba teórica sea eliminatoria. "Si tienes un mal día, si te toca un tema que no tienes controlado, fallas, y ya quedas eliminado, y no puedes en la fase práctica demostrar cómo darías clases, cómo innovarías, cómo emplearías las nuevas tecnologías, ...", expone.

Como profesora de FP, esta licenciada en Ingeniera Química se ha convertido en una firme defensora de la Formación Profesional. Explica que "los estudiantes de FP salen mejor preparados para el mercado laboral que los titulados universitarios". "Las empresas prefieren a los técnicos de laboratorio de FP para trabajar en un laboratorio que un licenciado. En los grados, más de la mitad de las clases son prácticas, sin embargo en los campus la formación es eminentemente teórica" ,razona, al tiempo que apunta que ella da clase a licenciados que desean ampliar su formación práctica con un grado de FP, y de paso buscar así una oportunidad laboral.

A los jóvenes que llegan a sus aulas los ve "muy desorientados". "Están perdidos y vienen a probar, pero no saben muy bien qué hay", comenta y por ello propone mejorar la orientación que reciben en los institutos para que no pierdan el tiempo y luego abandonen, y tampoco se malgasten recursos públicos.