El de 2016 será un año muy complicado para el sector financiero. Le persigue la falta de rentabilidad. Como antes, durante la doble recesión, preocupaba la solvencia y la digestión del ladrillo acumulado durante la etapa de vacas gordas. Los siete grandes bancos del sistema español registraron durante el primer trimestre una caída global del beneficio cercana al 22%. Y nadie es una excepción. Tampoco Abanca, con un beneficio durante el periodo del 77 millones de euros, un 40,4% menos que entre enero y marzo del pasado año. A la principal entidad gallega le pasan factura los bajos tipos de interés, que ponen muy difícil exprimir el negocio, sobre todo el que viene de momentos con el dinero mucho más caro; y también la ausencia de resultados extraordinarios. Por estas fechas en 2015 el grupo se embolsó 334 millones de euros gracias a la venta de buena parte de la deuda pública española que tenía en vencimiento. El saldo de operaciones financieras ahora aporta solo 33 millones.

Por esa razón, pese a que el margen de intereses aguanta con una caída del 7,8% -hasta los 97 millones de euros- y que incluso las comisiones cobradas por el banco aumentaron un 5,2% gracias al incremento de la actividad -un total de 39 millones-, el margen bruto se desploma por encima del 64%, con 172 millones de euros. En el primer trimestre de 2015 fueron 486 millones, alimentado en buena parte por lo logrado con la desinversión de más de 6.000 millones de euros en bonos y obligaciones del Estado.

Los gastos internos siguen ajustándose. Los de personal ascendieron a 71 millones, lo que representa un recorte del 2,3%; y los de explotación caen un 5,5%, con 46 millones. El capítulo de provisiones esta vez contribuye al alza. Son 65 millones por la recuperación de dotaciones que estaban en la hucha ante posibles insolvencias y que se convierten en ingresos cuando los créditos en riesgo se ponen al corriente de pago. El rescate y su nacionalización convirtieron a la antigua NCG en una de las entidades de mayor cobertura ante la morosidad, con criterios de mucha prudencia que se mantuvieron después.

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De hecho, una de las mejores evoluciones del balance viene precisamente del montante de dudosos. En estos momentos alcanzan los 2.604 millones de euros, un 25% menos que hace un año y una reducción de casi 100 millones en los tres primeros meses del actual ejercicio. La tasa de morosidad pasa así del 11,08% al 8,24%, un descenso, según asegura Abanca en una nota de prensa, superior a la del conjunto del sector financiero.

Gestión del Euribor

La entidad pone el acento en el "resultado recurrente" con los clientes -el que se repite y está ligado a la actividad tradicional-, que crece un 13,8% "impulsado por la positiva evolución del margen comercial y la fortaleza de los ingresos por prestación de servicios". "En especial los correspondientes a la comercialización de seguros, fondos y planes", subraya Abanca, que acaba de remodelar su división de seguros, donde cada día entraron hasta marzo una media de 200 clientes. El grupo controlado por el holding de Banesco no esconde que los niveles históricamente bajos de los intereses afectan al negocio y por eso "se focalizó en compensar la reducción del Euribor con una gestión rentable". Los nuevos créditos se están concediendo "a un tipo superior al de la cartera antigua", de manera, asegura, "que el margen comercial recurrente avanza a un 18% interanual".

Esa nueva financiación alcanza en tres meses 2.812 millones, un 56% más que en el mismo periodo de 2015. Los préstamos en situación normal superan ligeramente los 25.000 millones -1.408 millones de crecimiento- y los depósitos minoristas suben un 1,4%, a 29.205 millones, con un incremento del 17%, "especialmente positivo", en el caso de las cuentas a vista. Abanca mantiene así su cuota del 31% en crédito en la comunidad y 41% en depósitos, mientras que en las otras plazas del país en las que opera arañó 4 puntos básicos en préstamos.

Abanca presume de una rentabilidad del 8,4% -el segundo mejor dato del sector-, bajo el nuevo indicador, el ROTE, que compara el comportamiento del negocio en función de los recursos propios; y defiende como arma la apuesta por "la comercialización de productos de valor añadido" -los recursos fuera de balance, que engloban desde fondos de pensiones e inversión a los seguros- crecen un 10,8% (4.301 millones) y su "holgura" de capital y liquidez, con 11.325 millones en activos, que se suman a la cobertura del crédito en vigor con el 91% de los depósitos.