Una dieta equilibrada incluye el consumo de entre tres y cuatro raciones de carne a la semana y otras tres y cuatro de pescado. Además es aconsejable comer entre tres y cuatro piezas de fruta o verdura al día. Sin embargo, las dificultades económicas por las que pasan algunos hogares debido a la crisis complica llevar al plato muchos de estos alimentos, un problema que resulta más grave si en el seno de la familia conviven niños, en los que la nutrición es más importante puesto que están en fase de crecimiento y desarrollo y una mala alimentación puede tener consecuencias sobre su salud en el futuro. Según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las carencias materiales de las familias, en algo más de un millar de hogares gallegos con menores de 16 años aseguran que no pueden permitirse al menos una comida de carne, pollo o pescado al día. Son también algo más de mil las familias con hijos pequeños, que afirman que tampoco pueden comer fruta fresca o verdura al menos una vez al día.

De esta manera estarían prescindiendo de alimentos básicos en una dieta saludable. La carne o el pescado suelen ser productos caros y, en muchas ocasiones, se opta por otros más baratos y con mayor aporte calórico, pero también más insanos como la bollería o los dulces que terminan derivando en un aumento de la obesidad infantil. De hecho, aunque no existe ningún estudio específico sobre el impacto de la crisis en la alimentación de los niños, tanto desde la Consellería de Traballo como desde el Valedor do Pobo aclararon que el problema no es tanto que se produzcan casos de desnutrición infantil como de mala nutrición.

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En todo caso, si se compara la situación de Galicia con la de otras comunidades autónomas los hogares gallegos sufren menos carencias alimenticias que el resto. Galicia es la cuarta autonomía que menos prescinde de la carne, el pescado, las frutas y las verdudas en su dieta diaria, según el estudio del INE.

La alimentación, sin embargo, no es la única carencia que sufren los núcleos con niños por culpa de la crisis. Según el estudio, unos 3.500 hogares admiten que no disponen de ropa nueva y hay mil familias que se quejan de que no tienen libros adecuados para sus hijos.

El ocio de los niños se resiente. Algo más de dos mil familias aseguran que no tienen juguetes para los pequeños y cerca de 13.000 no pueden celebrar los cumpleaños por falta de recursos.

Las restricciones afectan también a los adultos. Un 4,8 por ciento de los gallegos no puede cambiar sus ropas estropeadas por otras nuevas. El 7,1 por ciento ha dejado de reunirse con familiares o amigos para tomar algo, aunque sea una vez al mes. El ocio -deportes, cine, conciertos...- ha quedado fuera del alcance del 12,3 por ciento de la población adulta de Galicia. Y casi la mitad de los hogares gallegos no pueden permitirse renovar sus muebles viejos o deteriorados.