El Cabildo de la Catedral de Santiago recibió el dinero intervenido al ladrón confeso del Códice Calixtino tras presentar ante el juzgado un aval bancario para responder por este montante en caso de que deba devolverlo.

Así lo confirmó ayer el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, quien señaló que la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña ha procedido a la entrega al Cabildo de la catedral de 1.679.870,80 euros y 30.106 dólares después de que este organismo entregase el aval que le reclamaba y desestimar el recurso de la defensa contra dicha entrega.

El pasado mes de octubre, la Audiencia Provincial determinó que la catedral de Santiago debía presentar una "garantía" para poder recibir el dinero incautado al exelectricista del templo, Manuel Fernández Castiñeiras, que la basílica compostelana reclamaba, de forma que garantizase su restitución si fuese necesario.

Ya en ese momento, la Sala explicó que la restitución de las cantidades al perjudicado -en este caso, el Cabildo- e "provisional y no definitiva", a la espera de sentencia, por lo que considera "justificado que se preste garantía de su eventual restitución".

La decisión de la Audiencia trascendía un día antes de que Fernández Castiñeiras se siente por primera vez en el banquillo de los acusados. Hoy mismo, a las nueve y media de la mañana, se celebrará la primera sesión del juicio por el supuesto robo de correspondencia a sus vecinos de O Milladoiro, que esperan con impaciencia que dé las explicaciones oportunas mientras le recuerdan, aunque hace tiempo que no va por allí, como un hombre de carácter introvertido que apenas saludaba o se paraba a hablar.

Sin embargo, hoy lo hará. O así está previsto. La declaración del acusado, dos años y medio después de su detención por el robo del Códice, será precisamente la que inaugurará la vista por las misivas, que se desarrollará en el juzgado de lo Penal número 2 de la capital gallega y que está previsto que se prolongue hasta mañana.

Después, Fernández Castiñeiras solo dispondrá del fin de semana para descansar, quizás en el ático de Noalla, en Sanxenxo, donde vive discretamente desde que salió a la luz el asunto del manuscrito del siglo XII, según informó ayer "El Correo Gallego", antes de afrontar el largo juicio por el robo más mediático de la historia de Galicia, la desaparición del manuscrito medieval del Archivo de la catedral de Santiago en julio de 2011.

Esa historia, que hizo correr ríos de tinta incluso en medios internacionales y que ha inspirado ya un libro, escrito por el magistrado que instruyó la causa, José Antonio Vázquez Taín, e incluso una serie de televisión, culminó con el hallazgo de la obra, de valor incalculable, en un garaje de O Milladoiro entre bolsas y cartones y la confesión de Fernández Castiñeiras como autor de la sustracción poco después de su detención e incluso antes de declarar ante el juez y que este decretase su ingreso en prisión sin fianza durante siete meses, hasta enero de 2013.

El principal protagonista de esta historia, cuyos capítulos se encargará ahora de cerrar con su versión de los hechos en la vista judicial que se abrirá el lunes y se extenderá hasta la primera semana del mes que viene, es un sexagenario que sufrió un ictus hace nueve años, por lo que cobraba una modesta pensión, y que, según sus allegados, era de asistir a misa diaria, frecuentar las cafeterías y dedicarse a los cuidados de un pequeño huerto.