La alternativa al PIB que trata de consolidar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico para medir el bienestar económico y social no deja en buen lugar a España. Entre los 34 países que analiza la OCDE, la mayoría economías avanzadas, aunque también emergentes, como Rusia o Brasil, el promedio de los indicadores utilizados sitúa a España en el puesto 20, en una clasificación encabezada por Australia, Suecia y Canadá. Los que sacan peores resultados son Turquía, México y Chile.

El Índice para una Vida Mejor se construyó a partir de las recomendaciones de una comisión dirigida por dos premios Nobel de Economía, Joseph Stiglitz y Amartya Sen, y el economista francés Jean-Paul Fitoussi para desarrollar nuevas formas de evaluar el bienestar material y la calidad de vida, y no solo fiarse de la evolución del PIB.

El índice integra diversas estadísticas relacionadas con 11 áreas: vivienda, ingresos, empleo, comunidad, educación, medio ambiente, compromiso cívico, salud, satisfacción ante la vida, seguridad y balance entre vida y trabajo, tres apartados más que los utilizadas para medir el bienestar regional.