Mientras el sector hostelero se hunde -con una ocupación media en el primer trimestre de solo el 19 por ciento, la más baja de España-, con la crisis proliferan en Galicia los pisos particulares que ofrecen alojamiento a turistas. El sector estima que son más de 3.000 las camas que se ofrecen en estos apartamentos que ni están registradas ni pagan impuestos por los beneficios que obtienen con el alquiler. La mayoría están situadas en la costa gallega, sobre todo en las Rías Baixas, y en las ciudades. La Xunta pretende acabar con esta economía sumergida exigiéndoles los mismos requisitos que se demandan a los establecimientos profesionales, de manera que tendrán que cumplir unas condiciones mínimas de tamaño, altura, servicios, además de suscribir un seguro de responsabilidad civil. El sector agradece que se tomen medidas pero desconfía de los resultados. "Es muy difícil de controlar que se cumpla", explican.--- NO TOCAR ---

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