Una empresa en quiebra puede ser un buen negocio. Y ésa presuntamente ha sido la estrategia de Ángel de Cabo, un empresario valenciano, poco conocido públicamente que saltó a la palestra cuando fue detenido junto al expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, por vaciar el grupo Marsáns.

Al borde de la quiebra y para evitar tener que responder con su patrimonio ante los acreedores, el exresponsable de la patronal española vendió supuestamente sus empresas a De Cabo, a través de una firma llamada Possibilitum Business, a cambio de una pequeña suma de dinero. A continuación el nuevo propietario vendió todos los activos de la empresa y los colocó presuntamente en paraísos fiscales. La misma forma de actuar la repitió cuando adquirió Nueva Rumasa a los Ruiz Mateos. De Cabo adquiere la empresa con la promesa de sanearla y hacerla viable. Pero según las pesquisas policiales, todo es una maniobra para evitar a los anteriores propietarios vérselas con trabajadores, sindicatos y jueces mercantiles.

Los investigadores de la operación Caballo de Troya sospechan que ésta misma estrategia se utilizó con el entramado Martínez Núñez, tanto con Teconsa como con la división de hoteles GH. De Cabo fue detenido a principios de diciembre junto con Díaz Ferrán y el juez le impuso la mayor fianza de la historia, 50 millones de euros. Teconsa es la única de las grandes empresas que éste ha logrado mantener bajo su control. De hecho, es la única de estas compañías que ha esquivado, por ahora, la liquidación.