Pocos meses después de la muerte de Franco, aunque todavía prohibido el derecho a protestas, en el País Vasco unos 6.000 trabajadores iniciaron una huelga contra el decreto de topes salariales y en defensa de mejores condiciones de trabajo. Por tercera vez habían convocado una huelga masiva, el 3 de marzo de 1976. La Policía asaltó la iglesia en la que se encerraron los manifestantes y se produjo un duro episodio con carga antidisturbios, tiros y gases lacrimógenos. ¿El balance? Cinco trabajadores muertos y centenares de heridos. Manuel Fraga, que estaba en Alemania cuando se inició la revuelta, participó en la gestión de este suceso, en su cartera de ministro de la Gobernación. Tras los sucesos, junto a Martín Villa, visitó a las víctimas en el hospital. Lamentable suceso del que el villalbés huía en sus conversaciones a posteriori. El Parlamento Vasco pidió depurar responsabilidades en varias ocasiones. Fraga no admitió responsabilidad más allá de su cargo como ministro del orden. También fue criticado el final trágico en Montejurra, con los carlistas como protagonistas.