La segunda oleada de fusiones e integraciones de entidades financieras iniciada con la adquisición del Banco Pastor por parte del Banco Popular podría derivar en la pérdida de trabajo de 20.000 trabajadores y en el cierre de 7.000 oficinas en toda España. Fuentes sindicales vinculan esta pérdida de empleo a prejubilaciones de plantilla y bajas voluntarias e indican que la cifra final estará asociada a la magnitud de las uniones. Si se producen a "gran escala", con la entrada en juego de los "bancos tradicionales", la incidencia sobre el empleo "será importante".

Desde el inicio de la reestructuración financiera, el número de empleados se ha recortado en más de 14.500, desde la cifra récord de 278.301 trabajadores alcanzada en 2008 a los 263.715 empleados de banca que había a cierre de 2010, según datos del Banco de España.

Los sindicatos estiman que la primera fase de rediseño del sector financiero español se ha cobrado entre 15.000 y 20.000 empleos, tras el cierre de 3.600 oficinas, y apuntan a un problema inicial: "El Gobierno no reconoció el problema a tiempo y el Banco de España le hizo la cobertura", denuncian los sindicatos, que lamentan la pérdida de "un tiempo precioso".

Por otra parte, los expertos prevén problemas para las entidades a la hora de deshacerse de su cartera de suelo. El consejero delegado de Analistas Financieros Internacionales, Ángel Berges, aseguró que la banca, con 70.000 millones en el sector inmobiliario, necesitará hasta 45 años para vender su stock de suelo y entre 4,5 y 5 años en el caso de sus activos inmobiliarios.

En un encuentro en Madrid, también se refirió a esta situación el economista jefe para Economías Desarrolladas del Servicio de Estudios del BBVA, Rafael Domenech, que reconoció que la crisis de la construcción continúa, por lo que sigue afectando a la banca. Pese a ello, indicó que podría percibirse algún síntoma de recuperación en la segunda mitad de 2012.