La alta velocidad entre Galicia y Portugal queda guardada en el cajón luso. El Gobierno portugués del conservador Pedro Passos Coelho suspenderá el proyecto de AVE con España, decisión que hizo pública el mismo día en que el Ejecutivo español inyectaba medio millón de euros en su parte de la infraestructura al licitar la redacción del proyecto entre O Porriño y la frontera lusa.

El gabinete del primer ministro conservador desveló ayer su programa de Gobierno y confirmó la paralización de una obra cuyo plazo inicial de finalización para la conexión entre Vigo y Oporto era el año 2013, si bien la crisis económica provocó su aplazamiento a 2015 con el socialista José Sócrates todavía como primer ministro.

El año pasado la oposición ya mostró su rechazo al proyecto para centrar todos los recursos en la reducción del déficit público. Ahora en el Ejecutivo, Passos Coelho cumplió el guión anunciado y deja en suspensión la obra, al tiempo que anuncia privatizaciones y recortes de gasto, siguiendo las exigencias de la UE y el Fondo Monetario Internacional tras el rescate financiero del país por 78.000 millones de euros el pasado mes de abril.

En materia de transportes se aplicará la "restricción financiera y presupuestaria", por lo que el AVE a España queda aparcado, aunque no le cierra la puerta a recuperarlo en un futuro. "El proyecto podrá ser sujeto a una reevaluación, incluyendo su contenido y calendario, en una óptica de optimización de costes, a la luz de nuevos condicionamientos y que deberá tener en cuenta el estatuto jurídico de los contratos ya firmados", indica el programa, informa Efe, que será debatido a lo largo de los próximos días en la Asamblea Legislativa.

Problema de comunicación

Su decisión contrasta con la presión del Gobierno de Zapatero para que Portugal no abandone el proyecto. El propio ministro de Fomento, José Blanco, advirtió ayer que una renuncia definitiva sería "una mala decisión" y evidenciaría "un serio problema de comunicación", si bien pidió paciencia para comprobar si se trata de un aplazamiento.

Blanco recordó que la conexión España-Portugal es un eje prioritario de la Red Transeuropea de Transportes y cuenta con fondos europeos hasta 2013. La Unión Europea valora ahora los proyectos para decidir a cuáles otorga financiación hasta 2020, por lo que podrían quedar en el aire gran parte de sus fondos. Además, la decisión lusa afectaría también a las inversiones españolas en la línea.

Horas antes de realizar estas declaraciones, Fomento licitaba la redacción del proyecto para construir los 6,6 kilómetros entre O Porriño y la frontera, que elaborará la empresa Proyectos y Servicios.

La línea, sin embargo, quedará sin continuar desde el puente que debía cruzar el Miño después del anuncio realizado ayer por el Ejecutivo de Pedro Passos Coelho.

La delicada situación financiera de Portugal generó un encendido debate el año pasado cuando el Gobierno luso debía adjudicar un tramo de la conexión entre Lisboa y Madrid por 1.900 millones, después de haber adjudicado el más largo el año pasado por otros 1.500, que ahora queda en el aire.

El elevado coste del primero derivaba de la necesidad de un nuevo puente sobre el Tajo y la oposición lo consideraba inasumible en las condiciones actuales. Con Passos Coelho, del conservador Partido Social Demócrata (PSD), al frente del Ejecutivo en sustitución de José Sócrates, firme defensor del proyecto tanto hacia Galicia como hacia Madrid.