Con la aspiración entre la mayoría de las empresas que se hicieron con el pastel eólico gallego de gestionar directamente las inversiones industriales que comprometieron en sus candidaturas, la parte del examen que más contaba en la mesa de valoración con 55 de los 100 puntos posibles, ahora no queda otro remedio que esperar a tener entre manos la resolución completa que, entre otros detalles, revelará que parques les corresponden a cada una de toda la batería de potencia que pidieron. Porque en pocos casos se corresponde la oferta con la demanda. Pero las dudas no se quedan ahí. Hasta 24 de los 37 promotores que figuran entre los beneficiarios vincularon sus planes de desarrollo a obtener una cantidad mínima de megavatios que finalmente no se consiguió. Teóricamente, en esos casos, y según la orden que regula la puja, las compañías tendrían que elegir entre aportar a Sodiga, la sociedad de capital riesgo de la Xunta, el dinero proporcionar a los megavatios (MW) recibidos o, directamente, renunciar. Aunque la Consellería de Economía de Industria defiende que es posible que también sigan adelante con los proyectos industriales, lo cierto es que tiene previsto "reforzar" los criterios del concurso en la resolución administrativa, que saldrá "cuanto antes". "La orden está clara, pero lo aclararemos más", sostienen.

La herramienta con la que también el Ejecutivo podría evitar los posibles recursos al reparto. Porque hay varias empresas, que prefieren mantenerse en el anonimato, que esperan precisamente la información a fondo sobre la resolución para decidir qué hacen. En el sector mantienen que para esas 24 adjudicatarias que ni siquiera arañaron lo que la propia orden bautiza como "potencia mínima" no hay más camino que la monetarización o salir de la lista. Incluso los responsables de varias de las sociedades que recibieron cuota en los 2.325 MW lo señalan también.

¿Qué dice exactamente la norma sobre el concurso? El artículo 7.2 sostiene que después de asignar la potencia los "titulares" de las candidaturas "quedarán comprometidos a ejecutar el plan industrial asociado que fue evaluado". Para "asegurar la ejecución del compromiso", el procedimiento que marca la orden diferencia entre los que consigan esa "potencia mínima", que tendrán que desarrollar "íntegramente" las inversiones; y "el supuesto" en que sea menor la adjudicación. En ese segundo caso, "el titular podrá optar" entre renunciar o monetarizar.

No es precisamente un pequeño detalle. Porque en juego están proyectos industriales de gran envergadura o inyecciones millonarias a Sodiga a partir de la entrada en funcionamiento de los parques. Salvo Norvento, Estela Eólica y Airosa, que obtuvieron prácticamente lo que pedían, entre las grandes triunfadoras las variaciones de potencia mínima y el reparto son importantes. Fenosa Wind, que defiende también su intención de llevar a cabo sus planes, se quedó a 9 MW de su mínima y la inversión asciende a 1.182 millones. A casi 300 en Endesa, con 7,3 millones de euros. O ambas cajas, que suman 330 millones de euros comprometidos.