Ya cuando los auditores de Deloitte y PricewaterhouseCoopers presentaron el plan económico de la fusión a los propios consejeros de las cajas primero y a los sindicatos en un segundo turno avisaron que el arranque del proyecto iba a ser muy complicado. La crisis pone el freno en seco al negocio y las autoridades monetarias exigen cada vez más recursos y de mejor calidad a un sector con unas cuentas muy delicadas. A la espera de cómo acabe este 2010, con un resultado en el primer semestre de 59 millones de euros en Caixanova y 50 en Caixa Galicia, el ejercicio que viene no será mucho mejor. El beneficio antes de impuestos de la entidad única alcanzará, según el pronóstico de los expertos y que el lunes conocieron las asambleas durante la votación de la unión, los 115 millones. El balance irá mejorando conforme pasen los años y se vayan descontando los gastos de la boda de las cajas para llegar a 2015 con un resultado bruto de 585 millones.

En las cajas tienen muy asumido que se trata de previsiones y que en la evolución tiene mucho que ver el comportamiento que siga la economía a corto y medio plazo. El presidente de la futura caja gallega lo admite claramente. Que se necesita "una mejoría del entorno" para alimentar los motores de un proyecto de "extraordinaria complejidad", mantenía Julio Fernández Gayoso tras el respaldo de los máximos órganos de decisión.

Las estimaciones de las auditoras apuntan a que el beneficio antes de impuestos en 2012 empiece a repuntar, hasta los 335 millones. En 2013 se situaría en 445. Un año después, en 510. A los directivos no se les escapa que hay que pagar durante todo el periodo los elevados intereses de los 1.162 millones que recibirá del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y el coste de las prejubilaciones. Por encima de los 670 millones. El estudio encargado por la Xunta a KPMG era muchísimo más optimista, con un acumulado de 2.700 millones en todo el periodo, frente a los 2.000 que se rondarán.

Las principales magnitudes con la que Caixanova y Caixa Galicia presentan su matrimonio son la suma exacta de sus balances individuales a cierre de junio. Si realmente tuviéramos en cuenta la aportación de las participadas –lo que se conoce como balance consolidado y que es a efectos normativos el que importa– de los dos grupos financieros, habría 1.500 millones más en créditos, 1.700 en depósitos, casi 5.000 más de activo y 500 millones en patrimonio. Pero esa suma tendrá que esperar a lo que finalmente ocurra con las carteras industriales, la participación en los bancos Gallego y Etcheverría y el traspaso de oficinas con negocio. Las desinversiones, más de 16.000 millones, marcarán la verdadera dimensión del negocio.