Ya se sabe quiénes serán los beneficiarios de la reforma de la nacionalidad que ayer entró en vigor. Y por tanto, también quiénes los excluidos. La mayoría de los que se quedan fuera de esta modificación, incluida en la Ley de Memoria Histórica, son los nietos de emigrantes en Iberoamérica que en su día tuvieron que renunciar a la nacionalidad española para lograr la del país de destino y que emigraron antes de 1936. Otro grupo que también quedará excluido serán los descendientes de españoles que emigraron después de 1955 a países donde no existen convenios de doble nacionalidad, entre ellos Estados Unidos.

Según cálculos de la Vicepresidencia del Gobierno, medio millón de hijos y nietos de emigrantes españoles, de ellos unos 120.000 gallegos, podrán lograr el pasaporte español, bien por ser hijos de españoles de origen (con independencia del lugar en el que nacieron) o bien por ser descendientes de españoles que perdieron la nacionalidad como consecuencia del exilio, tanto político como económico. Pero para este último caso, la instrucción pone un límite temporal: sólo podrán nacionalizarse los hijos o nietos de quienes emigrasen entre los años 1936 y 1955. Con estos dos grupos beneficiarios, según estimaciones de colectivos de la emigración, un 20% (30.000 descendientes de gallegos) quedarían excluidos.

Paradójicamente, los hijos y nietos de emigrantes en países más beneficiados por la reforma -Argentina, Uruguay, Cuba, Chile, Venezuela, México- también serán los más perjudicados. Pese a que la Guerra Civil provocó la salida masiva de España, la hambruna de finales del siglo XVIII y principios del XX también llevó a miles de gallegos a huir del país para hacer las Américas. La mayoría de los países de Iberoamérica a los que emigraron no tienen doble nacionalidad, lo que obligó a los emigrantes españoles a renunciar a la ciudadanía de origen para lograr la del país de destino. Esto provocará que tan sólo aquellos descendientes hayan emigrado entre 1936 y 1955, tal y como recoge la instrucción, podrán lograr la nacionalidad a la que en su día tuvieron que renunciar sus padres o abuelos.

De los más de 330.000 emigrantes gallegos inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA), la mayoría residen en Sudamérica (215.000), Cuba (11.000) y EEUU (10.000).

El presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, Francisco Ruiz, admitió que habrá limitaciones en la reforma, pero celebró el avance que supone para los descendientes, "aunque no se ha resuelto al 100 % el problema", apuntó.