LUJÁN PALACIOS  Gijón

A Juan Andrés Suárez García no le dio tiempo a deshacer el petate. El militar asturiano encontró la muerte en su primera misión internacional cuando apenas llevaba quince días destinado en la base de Herat, en Afganistán, cumpliendo un destino para el que tuvo vocación desde pequeño.

Juan Andrés Suárez nació en Mieres en el año 1967. El próximo mes de febrero cumpliría 42 años, también en Afganistán, donde tenía previsto permanecer hasta abril, y donde culminaba una carrera como militar que empezó con 16 años.

Con 5 años se trasladó a Gijón junto con sus padres y su hermana. En la ciudad estudió en el Colegio Pumarín Alto, hoy ya cerrado, donde trabó buena amistad con sus compañeros de pupitre. Pero Juan Andrés no permaneció durante mucho tiempo en la ciudad. Una vocación temprana le llevó a la Academia Militar de Calatayud. Allí se formó como especialista en electrónica de telecomunicaciones.

Posteriormente se formó como oficial en la academia general básica de suboficiales de Talarn, en Lleida, de donde salió como sargento el 14 de julio de 1987. Su primer destino fue Valencia. En el año 1994 ascendió a sargento primero y en el 2002, a brigada. Desde Valencia fue destinado a San Sebastián, y desde allí pasó a la base de Ferrol y después a Santa Cruz de Tenerife. Luego fue destinado a Figueirido y desde esta base gallega partió hacia Herat el 26 de octubre.

La profunda vocación militar de Juan Andrés no fue nunca obstáculo para que mantuviera el contacto con Asturias. Las escapadas a Gijón para estar con su familia y amigos eran frecuentes. Matías García, uno de sus compañeros de clase en el Colegio Pumarín Alto, actualmente agente de la Policía Local de Gijón, recordaba ayer los encuentros que solía mantener con Juan Andrés cada vez que éste venía a Gijón. La última vez que se vieron fue en una comida navideña. Tal y como subrayaba el compañero de juegos de la infancia con la voz entrecortada, Juan Andrés era «un compañero genial, amigo de sus amigos y un gran aficionado al Sporting». Una de las visitas más tristes de Juan Andrés a Gijón se produjo en enero de 2005, cuando murió su padre, José Antonio Suárez, «Siana», víctima de un tumor cancerígeno fulminante.

La misión de Afganistán dejó preocupadas a su madre, Marisol García, y a su hermana, Miriam. Pero Juan Andrés, más tranquilo y seguro de sí mismo, siempre se encargaba de tranquilizarlas. Solía comentar que ya había estado en destinos complicados como San Sebastián. También en esta ocasión se mostraba optimista. Tal y como relataba ayer su hermana Miriam, «nos dijo que estaba contento, que era una experiencia para él y que sería bueno para su carrera militar».

Juan Andrés Suárez llegó a Herat el pasado día 26 junto con sus compañeros de la Brigada Ligera Aerotransportable de Pontevedra. Aún no le había dado tiempo a asentarse en la base militar, porque todavía no habían concluido las labores de relevo con el contingente que estos días regresa a España. Su madre y su hermana estaban a la espera de poder contar con una dirección fija, con su número de habitación. Tenían pensado mandarle un paquete con regalos de Navidad, para compensar la ausencia en unas fechas tan destacadas. Pero un suicida se interpuso en su camino.