A la conselleira de Vivenda, Teresa Táboas, arquitecta de profesión, las críticas más duras contra uno de sus proyectos estrella, las Normas do hábitat galego -un real decreto que entra en vigor en menos de una semana y que marca la superficie mínima de los pisos y cómo tienen que diseñarse a partir de ahora para mejorar la calidad y la funcionalidad- le vienen de sus propios colegas. Los arquitectos dan la espalda a las nuevas condiciones de construcción. Entre otras cosas, porque creen que son "intervencionistas" y muy, muy difíciles de llevar a cabo. El colectivo se está movilizando. Las delegaciones del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) en las principales ciudades de la comunidad han solicitado al decano del organismo que se niegue a firmar el convenio previsto con el Gobierno gallego para que fueran estos profesionales los encargados de supervisar el cumplimiento de la normativa.

En los últimos días, en las sedes territoriales del COAG se han estado celebrando reuniones para fijar la postura a tomar frente a la inmediata puesta en marcha de la regulación de habitabilidad. Tanto en la de Ourense como en la de A Coruña las asambleas acabaron en un acuerdo, apoyado por la mayoría de los colegiados que asistieron, para remitirle al máximo responsable de los arquitectos gallegos su "total" oposición a la firma "de cualquier protocolo o convenio" sobre el real decreto. "Y de momento, se ha tenido en cuenta nuestra petición", explica José Jaime Vázquez, ex presidente y actual secretario del organismo en Ourense. "Me parece -continúa- que el decreto está hecho sin pensar demasiado en las consecuencias. En ninguna otra de las 17 comunidades españolas hay una norma tan exigente".

Los responsables del COAG en Vigo todavía no se han pronunciado oficialmente. Pero un grupo de colegiados está recogiendo firmas para pedir al presidente de la delegación la convocatoria de una asamblea local para exigirle al Gobierno gallego la paralización de las Normas do Hábitat y "si fuese necesario" recurrirlas en los juzgados. "El decreto es absolutamente demencial", apunta José Antonio Martín Curty, uno de los arquitectos que respalda la solicitud. En otras delegaciones del COAG reconocían ayer que la situación es "delicada". Que en los últimos días se ha tratado el tema y están a la espera de la posición que adopte el decano, Celestino García Braña.

El real decreto, aprobado el pasado mes de junio, eleva de los 26 a los 40 metros el espacio mínimo disponible de las viviendas, establece las dimensiones que deben de tener todos los espacios de la casa para garantizar la habitabilidad, el tipo de ventanas, los materiales a emplear, la reutilización de las aguas y la incorporación de paneles solares para calentar el agua. "Hay un afán tremendo por controlar hasta la creatividad artística", se queja José Jaime Vázquez. "No se nos ha tomado en cuenta", afirma.