X. A. Taboada / Santiago

La Consellería de Innovación presentó ayer al sector el nuevo decreto que regula el aprovechamiento de la energía eólica y que supone dar un vuelco al actual modelo. Entre las novedades figura que, en adelante, la concesión para construir parques eólicos se realizará por concurso y la Xunta dará prioridad, entre otros aspectos, a aquellos proyectos que más riqueza generen para los ayuntamientos donde se levanten los aerogeneradores, bien mediante obras de infraestructuras básicas o de carácter ambiental, o bien mediante la creación de empleos estables en la zona distintos a los requeridos para la propia construcción del parque.

Pero además, se valorará el menor impacto ambiental o el porcentaje de participación que se la dará a la Xunta en el capital social de cada empresa que explote un parque eólico y que como mínimo será del 10%. El objetivo final es, según explicó el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, lograr "el mayor beneficio para la población y que no sea sólo para unos pocos".

Las modificaciones con respecto a la actual política eólica, heredada del PP y a la se la ha puesto el punto final, son numerosas, empezando por la toma de medidas para evitar la "excesiva concentración" de parques eólicos en un reducido número de promotores -como ha sucedido hasta ahora- o para eliminar la especulación, que en este caso se hace revendiendo la autorización previa para instalar aerogeneradores.

Por cambiar, cambia hasta la nomenclatura. Se suprimen los parques singulares -destinados a ser explotados por los ayuntamientos- y los empresariales, y se crea el concepto de áreas de desarrollo eólico, zonas elegidas por la Xunta donde se levantarán los futuros parques y a las que las empresas presentarán sus propuestas en concurrencia competitiva, pudiendo convivir distintos promotores en el mismo espacio. Antes, era una única empresa la que presentaba un proyecto para construir un parque en un determinado lugar y, si conseguía la licencia, tenía derechos exclusivos sobre el territorio. Esta fórmula ha llegado a su fin y ya no se repetirá.

"La nueva política energética tendrá en cuenta las necesidades de abastecimiento de los ciudadanos de Galicia, buscará disminuir la dependencia energética del exterior, reducirá los efectos medioambientales y contribuirá al desarrollo económico y social de los territorios afectados y del conjunto del país", dijo Anxo Quintana en la presentación del decreto, acompañado por el conselleiro de Innovación, Fernando Blanco.

El presidente de la patronal eólica de Galicia (EGA), Manuel Pazos, evitó comentar las consecuencias del nuevo modelo de energía eólica, bajo el argumento de que acababa de conocer su contenido, pero en todo caso calificó como "positivo" la intención de la Xunta de fijar el techo de la producción eléctrica mediante el viento en 6.500 megavatios en el año 2010, lo que supondrá sacar a concurso en cuatro años 2.330 megavatios más.