Los materiales de extinción de incendios de la Xunta han mejorado en los últimos años, pero aún queda bastante camino por recorrer, ya que sus efectivos se quejan de la vestimenta, las botas y algunos vehículos. Los trajes "son más bien una funda de soldador", aprecia Marcos, que explica que sólo tienen una capa de protección ignífuga y que deberían tener varias, como los bomberos profesionales. Esta situación ha causado quemaduras a miembros de la zona del Deza, aunque ninguna este verano. José se quemó la espalda en su día con un traje de estreno, que quedó lleno de chinazos.

Las botas también se llevan su parte. Al ser pagadas por ellos mismos, no están preparadas. "En casa puedes tener unos seis pares, pero si estás sobre un fuego a los cinco minutos te quemas los pies", indica Rúa, al tiempo que Recamán propone privatizar las equipaciones, encargándose una empresa de su limpieza y de cambiarlas cuando estén deterioradas.

También se quejan de la falta de colaboración vecinal y de que no se reconozca su trabajo como el de los bomberos. "A veces nos insultan y ni apartan los coches para pasar ni nos dejan abastecer agua de los pozos. Incluso, si el fuego está desmadrado nos echan la culpa", lamenta Marcos.

Por último, la flota de vehículos también se lleva alguna zurrada. "Algunos están bien, pero en otros te duele la espalda. El Vitara es una tabla con ruedas", dice Ivo, agente forestal.