Lleva un año sin ejercer en las aulas y reconoce que ya las echa de menos: “Extraño las risas con mi alumnado, esos ruidos por los pasillos, esos recreos alborotados llenos de vida”. Nieta de mineros e hija de maestra; profesora de Lengua Castellana y Literatura; experta en Cultura y Violencia de Género, Mariam Moreno siempre quiso ser maestra. Sonríe al ser preguntada por su vocación, una profesión “tan bella”: “Yo fui una adolescente difícil y quería ser profe para cambiar las cosas, me prometí escucharles y mirarles a los ojos siempre y trabajar por la igualdad real”.

Tras 30 años coeducando, el próximo 25 de septiembre desembarcará en el V Foro de Educación de FARO para abordar la importancia de este valor universal, desglosar los contenidos y estrategias más importantes a la hora de implementarlo en clase y explicar por qué “se equivocan quienes dicen que la igualdad ya está conseguida,aquellos que preguntan: ‘¿Pero qué más queréis?’”

¿Qué más queremos?

Queremos la mitad de todo, queremos seguir mejorando como sociedad, queremos que nos den el sitio que nos merecemos por justicia: si somos la mitad del planeta, tenemos que ser la mitad del poder económico, político, empresarial, ecológico… No es que lo pidamos, es que es de justicia.

La importancia de la coeducación en este contexto?

Bueno, pues es la base, ¿no? Actualmente, en las escuelas, en las familias, en los medios... y desde que nacemos, todavía aprendemos desde la desigualdad y el sexismo. La coeducación nos propone justo lo contrario: sentar las bases para una socialización diferente de las generaciones venideras; para que los niños y niñas de hoy se construyan como hombres y mujeres igualitarios.

¿No se puede enseñar igualdad sin haberla aprendido primero?

No, no se puede, la verdad es que no; y por eso, antes de ponerse a enseñar en las aulas, el profesorado debe pasar por un proceso de formación en igualdad. Nuestro alumnado tiene mucha inteligencia: no puedes decirles una cosa mientras ellos ven que haces otra porque, si no, con lo que se van a quedar es con esa incoherencia.

Ahora que menciona la inteligencia del alumnado, ¿algún aprendizaje que le haya dado un niño en clase?

Muchísimos. Llevar la coeducación a las aulas es muy satisfactorio. Yo tuve una enfermedad muy grave hace unos años y tuve que dejar el aula y recibí tal cantidad de emails de mi alumnado... Entre ellos, el de un chico que me decía: ‘Tú me enseñaste a tratar a las mujeres con todo el respeto que se merecen’. Que eso te lo diga un chico de 15 años es que ya vas a la operación diciendo: ‘Va a salir todo bien; tiene que salir para poder seguir por este camino’.

Lleva 30 años trabajando en coeducación, ¿nota la evolución a lo largo de los años?

Hay más sensibilidad con respecto a la igualdad: tenemos muchas más alumnas feministas, tenemos muchos alumnos aliados del feminismo; pero también hay una parte de nuestras aulas entre las que están calando mensajes machistas tipo tweet, muy viscerales, diseñados para crear confusión y, ante esto, lo único que podemos hacer es poner la razón, los datos y los valores universales.

¿Queda trabajo por hacer?

–Nos queda todavía muchísimo por hacer para crear una sociedad realmente igualitaria. Es muy costoso ganar un derecho humano, pero en perderlo se tarda nada, hay que estar alerta y pendiente de que la igualdad no de ni un solo paso atrás. Por eso, cuando la gente dice que está todo conseguido: – ‘No, perdona, primero: no está todo conseguido; y luego: lo que se ha conseguido, que es mucho gracias al movimiento feminista, es algo que hay que cuidar con mucho esmero y que hay que estar regando continuamente’. Y, si no, mira las fotos de las mujeres afganas en los 70 y miralas ahora.

–¿Los pilares para no dar ni un paso atrás en coeducación?

–Es importante que la gente visualice aquellos contenidos de coeducación que es más importante que trabajemos en aula, por ejemplo: el uso no sexista del lenguaje para que todo el mundo se vea representado; visibilizar la labor de las mujeres a lo largo de la historia porque incluso los libros de texto tienen carencias en ese sentido; trabajar las masculinidades, es decir: cómo se construye como hombre de forma igualitaria. Otro sería aprender a tratar los conflictos humanos sin agresividad ni violencia. También, por supuesto, la prevención de las violencias machistas contra las mujeres. Hay que saberlas ver, hay que saber en qué consisten y hay que saber cómo prevenirlas… Todo esto son pilares de la coeducación que nos ayudan a definir los contenidos que deberíamos trabajar en el aula.

–¿Cómo se traslada todo esto a la realidad del aula?

–Contamos con muchísimos recursos y estrategias coeducativas que, además, están libres en internet y nos pueden ayudar. Por ponerte un ejemplo y ya desde infantil: en esta época, ya van a tener relatos sexistas sí o sí: en la tele, en su casa… Algo muy típico y muy tópico: el príncipe azul; pues vamos a ponerles cuentos que sean igualitarios, en los que las mujeres también actúan, que vean referentes de igualdad a través de los relatos que se les cuentan.

"TRABAJAD SOBRE LA VIDA Y LA LITERATURA Y MIRADLES A LOS OJOS"


–¿Siempre quiso ser maestra?

–Toda la vida. No sé, no me veía en otra cosa, quizás porque mi madre era maestra de Infantil y nos llevaba a todos sus hijos al aula, crecimos allí; pero, además, yo no fui una adolescente fácil y siempre tuve en la cabeza ser profe para cambiar las cosas, para escuchar a mis alumnos y mirarles a los ojos; y puedo decir que lo he cumplido y que estoy muy orgullosa de ello.

–¿Qué consejo le daría a los profesores que empiezan ahora?

–Al profesorado que empieza ahora yo les diría que nunca olviden que ellos también fueron adolescentes. Tenemos tendencia a pensar que todo lo nuestro fue mejor y que “esta juventud está perdida”, pero eso ya se lo oía yo a mi abuela. Que mantengan ese punto de adolescencia y de locura que hay que tener para mirar a los ojos a un adolescente, que se olviden un poco de todo lo que hayan estudiado en la carrera y que trabajen sobre la vida.

–¿La importancia de los libros en la educación en igualdad?

–Es que la literatura, al igual que la vida y la enseñanza, gira en torno al relato y las mujeres tenemos derecho a escribir el nuestro propio. A lo largo de la historia, los libros han marcado la ideología de cada época pero, a la vez, en todos esos momentos hubo escritoras y personajes rebeldes del patriarcado, donde encontramos una mina riquísima para hablar de igualdad: desde Safo de Lesbos hasta Emilia Pardo Bazán, o el propio Cervantes, con personajes tan interesantes en el Quijote como la Pastora Marcela. Tenemos que relacionar la literatura con el mundo desde las aulas porque además el alumno reacciona de forma muy positiva. Al fin y al cabo, se está hablando de la vida y eso es lo que busca todo adolescente: su sitio en el mundo.

–¿Nos recomienda un libro en este sentido?

–El Encaje Roto. Es uno de los cuentos más bonitos de Emilia Pardo Bazán. Relata un episodio de posible violencia contra las mujeres, pero de forma muy sutil, al alumando suele encantarle.