"Si cada vez que tiene un mal día o siente una emoción desagradable le doy el móvil o la tableta le estoy anestesiando emocionalmente", destacan los expertos. Solo hay que ir a un restaurante a comer un sábado para ver cómo esto se ha convertido en algo habitual: niños comiendo con el móvil o las tabletas. Sí, es entendible, los padres necesitamos un rato de paz, de conversación con nuestra pareja o amigos, y nuestro hijo no aguanta dos horas sentado en una silla sin moverse. Cuando ha llorado ya un par de veces, le damos el móvil, que sabemos que le calma, y todos tranquilos. Esta situación no solo ocurre cuando salimos a comer a restaurantes, también recurrimos al móvil o la tableta en casa, cuando nuestro hijo no quiere comer. En ambos casos, hemos solucionado el problema a corto plazo, pero ¿qué consecuencias tiene esta práctica a largo plazo?

Ojo, ¡estamos anestesiando emocionalmente a nuestros hijos! Las madres y padres, en muchas ocasiones, utilizamos los móviles, las tabletas y también la televisión, como “chupetes emocionales”. Así lo explica el psicólogo Rafa Guerrero: “Creemos, de manera bien intencionada e inconscientemente, que dándole a nuestro hijo el móvil para no prolongar más su rabieta o tristeza, le estamos haciendo un gran favor. Y desde luego que no es así. Si cada vez que tiene un mal día o siente una emoción desagradable lo arreglamos con el móvil los estamos anestesiando. Estamos perdiendo una gran oportunidad para que conecte con lo desagradable que es sentir miedo o tristeza, o incluso aburrirse y desarrolle elementos internos para calmarse”.

Muchas madres y padres se quejan de que sus hijos solo comen si tienen un móvil o una tableta delante y, que aunque les gustaría cambiar la situación, no saben cómo hacerlo. ¿Y si pruebas con estos 4 consejos?

1. Empatiza con tu hijo. ¿Un niño de 2 años es capaz de permanecer 2 horas sentado en una silla, sin moverse? Eso es lo que pretendemos muchas veces las madres y padres cuando salimos a comer a un restaurante con nuestros hijos pequeños. Pero es imposible. Un niño tan pequeño necesita moverse libremente, investigar todos los estímulos que le llegan de su alrededor… Por tanto, el primer paso es empatizar con nuestros hijos y entender que es imposible que permanezcan “inmóviles” durante dos horas, mientras nosotros disfrutamos de una comida en calma y tranquilidad. ¿Qué podemos hacer ante esta situación? Comer en menos tiempo y después ir a un parque o a una zona abierta donde nuestro hijo pueda correr, jugar… A veces, la mejor forma de evitar una rabieta es adelantarnos a la situación. Si sabemos que a los 60 minutos nuestro hijo está que “se sube por las paredes”, evitemos comidas más largas.

2. Establece normas claras. Si de verdad quieres que en casa se coma sin dispositivos tecnológicos, pon una norma que así lo establezca. “Las normas, para que nuestros hijos las cumplan, tienen que estar claras y cumplirse siempre. Si hacemos excepciones, nuestros hijos no sabrán qué día pueden usar la tablet y qué días no, y la pedirán todos los días. Cuando no se la demos, se enfadarán”, nos recuerda la fundadora de la escuela de familias ‘Relájate y educa’ Amaya de Miguel. Por tanto, normas claras y firmes. “De nada sirve que un día que nos venga bien darle la tablet porque tengo prisa, se la de. La norma habrá perdido valor y nuestros hijos no sabrán a qué mapa atenerse”.

3. Da ejemplo. En muchas ocasiones, se trata de cambiar un hábito familiar, no sólo del niño. Probablemente toda la familia tenga esa costumbre. Si no cambiamos el hábito en casa, será difícil exigírselo solo al niño. Por tanto, somos nosotros los primeros que tenemos que cumplir la norma de no utilizar el móvil durante la comida, y dar ejemplo.

4. Convierte la comida en un momento agradable. Si durante la comida estamos tensos, no hablamos, solo les regañamos porque no se terminan la comida del plato, el “momento comida” se convertirá en un calvario para nuestros hijos. Y queremos justo lo contrario, eliminar los dispositivos tecnológicos para pasar un buen rato en familia.