Hace unos días nos sorprendía la noticia de un joven hospitalizado en Castellón durante dos meses por su grave adicción al videojuego ‘Fortnite’. No es lo común, evidentemente, pero este extremo, de llegar a hospitalización, ha puesto los pelos de punta a padres y madres. Lo que parece obvio es el cada vez más temprano uso de las tecnologías: con 11 años hay niños que ya tienen móvil. Y se han detectado comportamientos adictivos incluso antes, con 8 años. China, por ejemplo, ya ha regulado este tema: los menores no podrán dedicar más de tres horas a los videojuegos. Es necesario diferenciar entre: uso, abuso y adicción; y esto no es tarea fácil.

Rasgos de abuso. Puede detectarse a nivel físico sequedad ocular, irritación, dolor de cabeza, flacidez muscular, atonía, dolores musculares... También pueden empezar a aparecer en las esferas psíquica, social y afectiva: conductas antisociales, hostilidad, agresividad, impulsividad, ansiedad... Así lo explica el profesor Víctor Arufe (docente en la Universidade de A Coruña-UDC), experto en videojuegos, con proyectos destacados en el uso del ‘Fortnite’ con fines didácticos.

Síntomas de adicción. Los padres y madres deben actuar y pedir ayuda ante los primeros signos de enganche, ya que la adicción no aparece de un día para otro, es un proceso. David Ruipérez, periodista y autor de ‘Mi vida por un like’ (Arcopress) destaca alguno de ellos: baja el rendimiento escolar, escasean las horas de descanso y sueño, aumenta la irritabilidad, dejan de lado otros aspectos de la vida social, como el deporte, el cine o quedar físicamente con su pandilla. Otro síntoma claro, según este experto, es el enfado exagerado del chaval o chavala cuando el padre o madre le quitan el dispositivo digital. Dicho enfado puede llegar incluso a la violencia. Si esto llega a darse sería bueno buscar ayuda profesional. Para Víctor Arufe, se puede notar también: “dificultad de resolución de problemas, pérdida de noción del tiempo, confusión, alteraciones o irrupción en sus hábitos alimenticios, insomnio o somnolencia, fatiga, falta de predisposición para colaborar en tareas del hogar o falta de motivación para emprender nuevos proyectos o utilizar el tiempo libre para otro tipo de ocio”, describe este profesor experto en nuevas tecnologías.

En alerta. La dependencia digital es una adicción, similar a la del alcohol u otras drogas. La diferencia, según Diego Hidalgo, empresario, divulgador y autor de ‘ Anestesiados’, es que la adicción a las pantallas está mucho más extendida, es menos visible y está mucho más aceptada socialmente. “Cuando deslizas tu dedo por la pantalla tienes un chute de dopamina que te da la sensación de placer instantáneo. Y el cerebro pide más”, indica. Además, comenta que si eres una persona que se queda al margen del uso de WhatsApp, por ejemplo, o de algún juego en línea, puedes ser tildado de raro o marginal.

Sobre el niño ingresado. “Nuevamente estamos ante un caso donde los progenitores han dejado de realizar sus obligaciones como padres, su función de educar a su hijo. No se puede atribuir a los videojuegos un problema de adicción. Muchas familias no están realizando estrategias educativas correctas para evitar este tipo de problemas”, explica Arufe.

Dosificar el tiempo. “Los videojuegos son un medio más para invertir el tiempo de ocio de los niños, pero este tiempo debe ser dosificado y supervisado por los progenitores. Permitir jugar a un videojuego a un niño cuya edad no es la recomendada para ese videojuego, o permitir muchas horas de juego en detrimento de otras obligaciones que debe asumir el menor, es un problema de educación, que por supuesto puede desencadenar en problemas de adicción”, explica Arufe. Y añade: “antes de llegar a esta problemática, hay muchos síntomas que nos pueden alertar de que algo estamos haciendo mal como padres, primero un comportamiento más agresivo del menor, segundo la falta de compromiso de este con las tareas domésticas o escolares, tercero la falta de contacto social, cuarto la dejadez en cumplir los horarios de comida, aseo, etc., todo ello son síntomas de que hay una adicción a algo, ya sea un videojuego u otro aspecto”.

Asumir responsabilidades. “Nuevamente insisto en que los padres deben asumir sus responsabilidades, y entre ellas está cuidar de la salud de los niños, aportando una buena dieta equilibrada, potenciando la práctica de actividad física, el juego con otros niños, dosificar su tiempo de ocio, involucrarlo en las tareas domésticas conforme avanza en edad, participar en actividades familiares que favorezcan la convivencia, supervisar su participación en la escuela, entre otras. No podemos abandonar a los niños dándoles pantallas y seguir nuestra vida adulta”, describe este experto.

Pon límites.  Ana T., ejecutiva bancaria de 45 años, tiene un hijo de 14 que adora jugar con muchos amigos y desconocidos al Fortnite. Asegura que la única arma para que no se convierta en una adicción es poner límites. “Si no le marcamos un horario, él podría estar jugando infinitamente. Literalmente hablando. No le duelen los ojos ni la cabeza. Él me dice que es una actividad muy social, que es lo mismo que quedar con sus amigos en el parque. También alega siempre que los videojuegos son buenos porque estimulan el cerebro, que es la típica chorrada que ve en TikTok”.

La difícil tarea de educar. “Siempre me gusta destacar algo que comento en mis conferencias para las familias, tener un hijo es relativamente fácil lo complicado es darle una buena educación hasta su adultez. Debemos esforzarnos en potenciar la salud física y mental de nuestros hijos y dotarles de herramientas válidas para afrontar cualquier problema que le sobrevenga, y no crearles problemas como está sucediendo actualmente”, expresa Arufe.

Estar a su lado. Gabriela Paoli, psicóloga y autora de Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología, añade que el mejor control parental es la compañía de padres y madres. “Es importante estar al lado de los hijos a la hora de elegir el videojuego que quieren, comprarlo y descargarlo”. También es necesario, añade, explicar que son altamente adictivos. “Hay que dejarles claro que no se trata de un juego y nada más, sino que están diseñados para atraparnos”.

Cuidado con la tecnología infantil. “No te fíes de la tecnología destinada a niños, como Youtube Kids, Instagram o Snapchat, porque generan todos los hábitos que pueden resultar adictivos y nocivos”. La frase es de Roger McNamee, uno de los primeros inversores en Facebook que después se convirtió en uno de sus críticos más feroces y escribió Zucked. Waking up to the Facebook Catastrophe. Hasta el gurú del enganche digital Nir Eyal pide apartar a la infancia de este tipo de dispositivos. Diego Hidalgo pone el ejemplo de Eyal y McNamee para demostrar que la tecnología, aunque esté disfrazada de educativa, también es peligrosa. Muchas voces aseguran que estamos en el siglo XXI y que dado que la tecnología forma parte de nuestras vidas los niños no pueden estar alejados. Antes jugaban con plastilina o estaban con sus amigos hablando una hora por teléfono y ahora juegan con el iPad y hablan digitalmente. En realidad no hay diferencia, argumentan. Sí que la hay. Y gigante. Ni la plastilina ni el teléfono fijo fueron fabricados por 150 ingenieros de Silicon Valley para enganchar a tu hijo con dispositivos y plataformas que tienen detrás unos intereses económicos brutales”, expresa.