'The Mitchells vs The Machines', disponible en Netflix y recomendada a partir de 7 años, es una película de dibujos animados muy divertida y con una estética muy innovadora, que cuenta la historia de una adolescente, Katie Mitchell, amante de la tecnología y aspirante a cineasta, unas pasiones que su padre, Rick, que tiene miedo a que su hija fracase y sufra, no entiende ni comparte. Os recomendamos ver esta película en familia (con vuestros hijos mayores de siete años, y sí, también con los adolescentes) por tres poderosas razones. ¿Os las contamos? ¡Vamos allá!

1. Muestra lo importante que es para los hijos que los padres confíen en ellos

Por muy segura que esté Katie de sus pasiones y aunque tiene ya edad para ir a la universidad, siempre tiene la espina de sentirse poco comprendida (y, por tanto, poco valorada) por su padre. En la película vemos que Rick adora a su hija pero tiene miedo a su fracaso y quiere protegerla y además no entiende, porque no conoce, el mundo de los vídeos y las tecnologías que tanto apasiona a su hija. Y eso hace creer a Katie que su padre no cree en ella y, en consecuencia, le hace dudar de sí misma y de su valía.

Como Rick, madres y padres no deberíamos olvidar el enorme poder que tenemos para que nuestros hijos crean en ellos mismos. En una Ted Talk tremendamente inspiradora de la que hablamos aquí, la maestra Rita Pierson dijo lo siguiente: “¡Qué poderoso sería nuestro mundo si hubiera niños y niñas que no tuvieran miedo a correr riesgos, que no tuvieran miedo a pensar y que tuvieran un campeón a su lado! Todos los niños merecen un campeón, un adulto que nunca deje de creer en ellos, que insista en que se conviertan en lo mejor que puedan llegar a ser”. Si nos fijamos, de hecho, la complicidad entre el tímido hermano pequeño Aaron y su hermana mayor Katie hace que este se sienta comprendido y valorado por una persona a la que admira.

2. Nos recuerda que una familia unida (y muy imperfecta) puede ser el mejor equipo

Los Mitchells son una familia muy imperfecta. La madre, Linda, no para de comparar su familia con familias vecinas, supuestamente más geniales. Linda aspira a hacer cosas juntos y disfrutar de cierta armonía familiar mientras observa cómo Katie y Rick se pelean y no se comprenden. Pero cuando los Mitchells funcionan como un equipo, por muy imperfectos que sean, son invencibles.

Como decía Mónica Cerrada en una entrevista para Educar es Todo, para que la familia funcione como un equipo, es muy importante “la conexión emocional y el sentido de pertenencia de todos los miembros de la familia. Cuando una persona se siente respetada por el otro, validada emocionalmente, en una atmósfera familiar de cordialidad dentro de unos límites firmes y amables al mismo tiempo, se puede generar un sentido de pertenencia y aportación a la familia desde la propia vivencia de importancia y de contribución positiva (mi papel en esta familia es importante y tenido en cuenta por los demás). Lo que parece más fácil de comprender con los peques, también sucede entre los adultos”.

3. Subraya que la mejor (y más necesaria) conexión no es una buena wifi

Si nos fijamos, en la película el momento en el que todos los miembros de la familia se sienten mejor no es cuando miran pantallas, desde luego, sino cuando se sienten importantes, comprendidos y tenidos en cuenta por los demás. Es decir, la película muestra que la conexión entre personas es mucho más importante, enriquecedora y sana que la conexión con las máquinas. En una ponencia en un evento de Educar es Todo, Heike Freire nos invitaba a “mirar y observar cómo está tu hijo después de pasar tiempo en la naturaleza y compararlo a cómo está cuando pasa unas cuantas horas mirando una pantalla. Seguramente estará más contento, más feliz, más entusiasta, más motivado”.

Aquí podéis ver el tráiler de la película.