Papúa Nueva Guinea, la tierra de las tribus más raras

En la selva habitan la mayoría de las más de 600 tribus del país, que cuidan sus costumbres y son hospitalarias

Fernando de Silva*

En las montañas de las Tierras Altas, en plena selva, a las que solo se puede acceder en avión, conviven desde tiempo inmemorial la mayoría de las más de seiscientas tribus que habitan en Papúa Nueva Guinea. Muchas de ellas han tenido el primer contacto con el exterior en distintos momentos del siglo pasado.

La razón de dirigirme inicialmente a Tari, un pequeño pueblo a más de 2.000 metros de altura, obedecía a que aquella zona es habitada por los Huli, una de las tribus más numerosas, belicosas y sorprendentes del país, y quizás del mundo. Son conocidos por su forma única y colorida de pintarse la cara y el cuerpo con ocre rojo y arcilla amarillenta brillante. Los Huli, igualmente, sorprenden por sus exquisitos tocados, construidos sobre la base de un casco hecho con cabellos propios, en los que destacan de manera especial los adornos con plumas de Aves del Paraíso, que tan solo habitan en Papúa Nueva Guinea.

Unos días después, visitamos a los conocidos como “guerreros esqueleto”, los Omo Bugamo, que habitan en la cercana provincia de Simbu. Esta tribu está considerada por los antropólogos como una de las cinco más extrañas y curiosas del mundo. Estéticamente presentan una apariencia terrorífica al pintarse sus cuerpos desnudos de negro y blanco, simulando esqueletos. Se dice que esas pinturas surgieron por la necesidad de defenderse de otras tribus enemigas, con la idea de que les confundiesen con espíritus o seres sobrehumanos. Me llamó la atención cómo cuidan sus costumbres y tradiciones, a través de un centro cultural, para que se mantengan intactas con el paso del tiempo.

Espectacular fue la visita a la tribu Asaro, ubicada en el valle del mismo nombre, cerca de Goroka, en la provincia de las Tierras Altas Orientales, en donde los Mudmen, también conocidos como “los hombres de barro”, visten su traje tradicional centrado en máscaras de terror hechas de barro. Están considerados como los últimos caníbales. Para muchos antropólogos es una de las tribus más raras, curiosas y llamativas del planeta.

Existen varias versiones sobre el origen de los Asaro Mudmen. Me quedo con la que más me gusta: en el valle de Asaro dos tribus, una más bélica que otra, luchaban por el dominio de sus tierras a vida o muerte. Un día, los pertenecientes a la etnia más débil, se escondieron en un pantano para defenderse de sus enemigos y al salir cubiertos de barro fueron confundidos con espíritus, atemorizando a quienes les atacaban, que huyeron despavoridos hacia su aldea. Los Asaro no podían cubrirse la cara porque pensaban que el barro del pantano era venenoso, por lo que decidieron fabricarse máscaras “aterradoras”, hechas de arcilla y con diseños inusuales.

Las impresionantes miradas de dos guerreros de la tribu Polga.

Tres guerreros de la tribu de los Huli. / Fernando de Silva

El plato fuerte del viaje era la asistencia al Sing Sing de Goroka, como así se denominada al mayor Festival que se celebra en Papúa Nueva Guinea, coincidiendo con la celebración de los 45 años de su independencia. Participan más de 100 tribus procedentes de todos los lugares del país. Verlas entrar en el recinto donde tenía lugar, desfilando, cantando y bailando, fue posiblemente el momento más emocionante de mis viajes fotográficos por los cinco continentes.

Podría seguir hablando de las decenas de tribus que he podido conocer, pero para completar la pequeña colección de fotos he escogido dos imágenes de mujeres de las tribus Melpa y Wair Wann, en las que destacan la pintura de sus rostros, sus espectaculares tocados, y los adornos que portan. En la imagen de dos guerreros de la tribu Polga impresionan por sus miradas.

El nivel de hospitalidad de los papúes es inimaginable. Visité una zona en donde el turismo es prácticamente inexistente y todo eran sonrisas y cordiales saludos. Mucho deberíamos de aprender de esas gentes.

*Abogado

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