Las joyas del Camino

En una de las ciudades con mayor tradición platera de Europa, Santiago, está Macala, nombre de la marca y tienda formado con las iniciales de su impulsora, Maricarmen Lago, una artesana que se ha hecho un importante hueco en el mundo de la joyería con su diseño de piezas de autor. Tanto, que personajes públicos y anónimos forman parte de una clientela que gusta de la artesanía de esta orfebre, que encuentra una importante fuente de inspiración en la naturaleza gallega. Una piña, una bellota, una rama de árbol, un erizo de mar, una flor o cualquier otro motivo pueden convertirse en sortijas, pendientes, brazaletes, pulseras, broches o colgantes. Y también tocados.

Tras pasar por la Escola Superior de Arte e Deseño Mestre Mateo de Santiago, acabó creando su propia firma de joyas. Él éxito vino de forma casi inesperada, cuando decidió recuperar una tradición muy compostelana y muy relacionada con el Camino: los bordoncillos, una de las insignias jacobeas más importantes desde el siglo XVI. Se trata de pequeñas reproducciones del bordón, la vara de madera con la calabaza que llevaban para beber los peregrinos. Instrumento imprescindible de la ruta a Compostela, el humilde pero fundamental báculo se prendía también en los sombreros, capas o esclavinas. Icono compostelano secular, su uso fue desapareciendo y, dispuesta a que no cayesen en el olvido, Maricarmen se decidió a investigar y recuperarlos.

En pleno auge del itinerario jacobeo y a las puertas del Año Santo, la pequeña joya se prendió en todas las solapas. Los bordoncillos viajaron a la indumentaria de cocineros, políticos, periodistas, peregrinos de todas partes del mundo… y hasta personajes de la realeza se hicieron con este emblema motivador y elegante que sigue gustando a todos.

“Fue un impulso importante en mi trabajo, no cabe duda”, afirma Maricarmen que, además de bordoncillos, que sigue elaborando, continúa creando diseños contemporáneos inspirados en elementos de la naturaleza como hojas, ramas del bosque o especies marinas. Acostumbra a trabajar con plata, azabache o perlas, pero no renuncia a investigar y experimentar con otros materiales.

El talento de Macala puede verse tanto en su tienda física de la rúa compostelana da Ensinanza como en su página web macalajoyas.com, donde muestra trabajo y creaciones fruto de esa inspiración de la tierra y mar gallegos. Y ahí están sus patas de pulpo, caparazones de centollo o erizos, entre otros. Además, realiza trabajos por encargo elaborados con mimo y paciencia de orfebre, tan únicos como irrepetibles. Y que viajan a cualquier parte del mundo.

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