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El apego

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@A2C_ILUSTRACIONS / emma placer

Emma Placer

Emma Placer

Últimamente, escucho mala prensa sobre el apego, creo que es porque nos cuesta diferenciar entre el apego sano y el tóxico, y porque inevitablemente está relacionado con la dependencia emocional, así que comenzamos definiendo conceptos para hacer justicia con las palabras.

En realidad, el apego es una forma de vincularse de forma emocional e incluso funcional con la/las personas que nos ofrecen cuidados cuando somos vulnerables, en general en los primeros años de vida; esto tiene muchísimo que ver con la supervivencia y con el sistema evolutivo humano, por lo que el apego se hace necesario.

Se estudia tanto en psicología del desarrollo del ser humano relacionado con la crianza y la familia, como en psicología social por todos los procesos relacionales que se dan en la amistad, relaciones de pareja, ideologías, etc.

Existen diversas teorías pero creo que la más utilizada y clara es la de Ainsworth y Bowlby (pongo primero a Mary Ainsworth porque en muchos libros se olvidan de mencionarla y solo ponen a John Bowlby, increíble pero cierto), este equipo define cuatro tipos de apego:

  • Apego seguro

    El “bueno”, equilibrio entre el acercamiento a las figuras de apego pero sin aparecer la ansiedad cuando éstas no están.

  • Apego ambivalente

    También llamado “inseguro”, los niños y niñas no exploran más allá de sus figuras de apego, siendo muy dependientes de las/los cuidadores.

  • Apego evitativo

    No siente nada cuando se separa de sus figuras de apego, es más, prefiere explorar fuera de ellas.

  • Apego desorganizado

    En este caso, no se sabe muy bien si el niño o niña quiere estar cerca de sus figuras de apego o bien buscar fuera, el comportamiento es errático y variable con las personas extrañas.

Hasta aquí todo más o menos entendible e incluso lógico y diverso, pero ¿cuándo deja de ser necesario el apego para convertirse en un problema?

La pubertad es el punto de inflexión, las personas que tenéis hijos e hijas bien conocéis que en la adolescencia parece que “nos han dejado de querer”, realmente lo que sucede es que se rompe esa estructura emocional en la que nos sentimos casi literalmente “pegados” al objeto o objetos de los que dependemos, y ponemos distancia de ellos para buscar nuestra “independencia”, lo cual es bastante sano y saludable. Hasta aquí, todo lo relacionado con el origen del apego y su función pero…

¿Cómo se manifiesta el apego en personas adultas?

Una vez que nos desvinculamos de esas figuras de apego de la infancia (hay quienes no lo hacen nunca y parece que se han casado con su madre), corremos el riesgo de sustituirlas o incorporar otras en las parejas o relaciones afectivas e incluso sexuales, y es ahí donde empieza el problema. Se puede manifestar de varias formas, las llamaremos la manera activadora y la sumisa. En la forma activadora, la persona con un apego inseguro o dependencia emocional de su pareja va a tener conductas de celos, discusiones; necesitará estar mucho tiempo y hacer muchas actividades en pareja y muy poquitas se permiten de forma individual o con otras personas; son personas que desconfían de que su pareja les quiere, de lo que sienten por ellas/ellos y dudan de todo lo que rodea al círculo externo de su pareja. Por otro lado y no menos grave, está la persona sumisa, la que nunca discute nada, la que cede en absolutamente todo por no tener peleas ni disgustar a su pareja; en resumen, va perdiendo derechos por no expresarse convenientemente e incluso resta importancia a sus propias emociones “porque eso es normal”, o simplemente niega todo lo que no quiere escuchar o lo que está en contra de sus principios.

Tanto el activador como el estilo sumiso sienten el mismo miedo extremo de perder a esa persona que creen que necesitan para vivir, ¿Recordáis canciones como “Sin ti no soy nada”?; claro, como te necesito y sin ti me falta el aire, vivo con pánico a perderte y actúo según mi personalidad y con mis herramientas para que así sea. Seguro que las/los que hemos pasado por alguna ruptura sentimental, sabemos que con el tiempo ese “aire” es subjetivo y que lo único que necesitamos para vivir es nuestros propios cuidados.

Y es por eso que en la próxima entrega hablaremos del DESAPEGO y de las estrategias para conseguir un equilibrio codependiente, es decir: estoy contigo, te quiero, pero no te necesito.

¡Gracias por vuestra atención, placeres! Seguimos escuchándonos en nuestra web www.saludplacer.com

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