Yoko a los 90

La musa y pareja de John Lennon ya es nonagenaria, pero continúa asombrando, escandalizando y sorprendiendo al mundo del arte con sus creaciones. Ayer celebró su cumpleaños

La polifacética artista Yoko Ono.

La polifacética artista Yoko Ono. / FDV

El mundo de la música registró una fuerte conmoción cuando en 1970 los Beatles anunciaron su separación como grupo. Sus seguidores se lamentaron profundamente por la desaparición de una formación que había marcado en buena medida la personalidad y la cultura de aquellos años.

Con el tiempo pienso que aquella fecha fue la mejor que habían podido elegir para decir adiós. Se terminaba una década, la de los años sesenta, que los Beatles habían liderado en muchos aspectos, no sólo en el musical, y que siempre será recordada, entre otras cosas, por su imagen, por la influencia de su música y por el cambio que, también gracias a ellos, estaba experimentando aquella sociedad. Además, la música continuó gozando de sus talentos, entonces ya por separado, y regalando a los aficionados algunas obras maestras.

Muchas de las miradas que exigían una explicación a las causas de aquella ruptura se volvieron entonces hacia Yoko Ono, la mujer que supuestamente había perturbado las relaciones entre los componentes del grupo, sobre todo entre John Lennon y Paul McCartney. En realidad era una acusación con cierta carga de misoginia y xenofobia y más emotiva que racional, como la de quienes también culpaban a Linda Eastman, la nueva pareja de McCartney.

Yoko Ono, nacida el 18 de febrero de 1933, era ya una reconocida artista conceptual en su país, Japón, y en los Estados Unidos, cuando conoció a John Lennon. Hija de una familia pudiente de Tokio, había llegado a Europa desde Nueva York, donde había estudiado Bellas Artes, Música y Literatura, para colaborar en un proyecto con el músico John Cage. Había hecho exposiciones, happenings, montajes y espectáculos de arte en Japón y en Nueva York, había rodado varias películas experimentales y publicado un libro de poemas. Se encontró por primera vez con el beatle el 9 de noviembre de 1966, la víspera de la inauguración de una de sus exposiciones en la Galería Indica de Londres, un local, por cierto, que Paul McCartney había ayudado a fundar. Cuentan que cuando Lennon le ofreció cinco chelines imaginarios para que le dejase clavar un cuadro imaginario y ella accedió, ambos supieron que estaban hechos el uno para el otro. Desde entonces se inició entre ellos una relación que en mayo de 1968 se había convertido en un apasionado romance. Para John era “la diosa del amor y la realización de su vida”. Lennon anunció a sus compañeros su nueva relación y su ruptura con su anterior pareja, Cynthia, y les presentó a Ono en los estudios Abbey Road durante la grabación del Álbum Blanco. Desde entonces la artista fue una presencia permanente en todas las grabaciones del grupo, a veces incluso interviniendo en algunos temas, como en “Revolution”, lo que llegaba a irritar al resto y a crear cierta atmósfera de incomodidad, aunque nunca de odio ni de descalificación, según manifestaron todos. En realidad, cuando estaban grabando este disco todos ya sabían que los Beatles no iban a durar mucho más, independientemente de la intromisión de Yoko Ono. Cada uno de ellos tenía sus propias razones para desear iniciar otra etapa de su vida.

Uno de los mejores amigos de Lennon, Pete Shotton, decía que lo mejor que le había podido pasar a John era haber conocido a Yoko Ono. No sólo porque entre ellos surgió un amor verdadero y pasional sino porque Yoko Ono le abrió a Lennon una dimensión al mundo del arte de vanguardia que difícilmente hubiera podido descubrir por sí solo. En “Woman”, una de las canciones posteriores a la separación, Lennon le dice que le había salvado la vida al haberle despertado del letargo asfixiante en el que vivía. En el álbum “Imagine” llega a decir que gracias a ella sentía como si hubiera vuelto a nacer. Incluso McCartney entendió el nuevo horizonte que se abría ante Lennon y estuvo de acuerdo en que lo persiguiera, a pesar de lamentar la separación de John y Cynthia, a quienes le unía una fuerte amistad. “Estaba claro –dijo- que John necesitaba un horizonte nuevo… tenía que suceder”.

Yoko Ono y John Lennon durante la "Bed-In" celebrada en Montreal (Canadá) en 1969.

Yoko Ono y John Lennon durante la "Bed-In" celebrada en Montreal (Canadá) en 1969. / FDV

Después del asesinato de John Lennon, Yoko Ono consiguió recuperarse de la tragedia y seguir creando. A sus 90 años, cumplidos ayer, Yoko Ono continúa asombrando, escandalizando, sorprendiendo al mundo del arte con sus creaciones. En su línea conceptual y vanguardista, sus exposiciones son acogidas siempre con expectación y nunca defraudan a sus seguidores. En la Bienal de Venecia de 1990 presentó trabajos que realizara en los sesenta con el grupo Fluxus. En el Whitney Museum de Nueva York presentó con éxito “Yoko Ono: Objects, Films” y en varias ciudades europeas “The Bronze Age”. Fue galardonada con premios como el Art Prize de Hiroshima, el Oscar Kokoschka y el de la bienal de Dublin. Con motivo de su ochenta cumpleaños se organizó la retrospectiva más amplia de su obra, que giró en el Kunsthalle de Frankfurt, el Louisiana Museum de Dinamarca y el Guggenheim de Bilbao. Simultáneamente sigue grabando discos, haciendo cine experimental y estrenando performances y happenings por todo el mundo.

Felicidades por esos 90 y larga vida a quienes siguen creando.

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