Los viejos oficios: José Rodil, artesano de navajas y cuchillos

Guardián del fuego

El maestro artesano José Rodil elabora sus navajas y cuchillos siguiendo técnicas ancestrales. Afincado en A Pontenova, es la tercera generación de una saga célebre dentro y fuera del país que se distingue por sus hojas y por el tallado de los mangos de madera

La forja se remonta a miles de años atrás. Con esta técnica se han creado multitud de utensilios en hierro y otros metales desde la más remota antigüedad, desde las espadas a los cuchillos, además de objetos de adorno y de uso doméstico. La base de la forja sigue siendo la misma, dar forma al metal mediante la aplicación de calor y de fuerzas de compresión. Siguiendo una tradición de siglos, las piezas que salen del taller del maestro José Rodil gozan de reconocimiento en todo el mundo y hasta el concello lucense de A Pontenova, donde trabaja y tiene el taller, han llegado medios de los más distintos puntos para saber de su arte y de las características de sus famosas navajas.

La historia de la saga familiar comienza en los albores del siglo XIX en una pequeña aldea de Taramundi llamada Llan, donde está la fragua de Manuel. Forja con esmero unos pequeños y prácticos cuchillos y navajas en función de las necesidades de los vecinos. Con el tiempo vendría la familia y los hijos, y el asentamiento en una localidad próxima y de tradición de fuego como A Pontenova, en Lugo.

Pasan los años y el clan aumenta. Manuel ya tiene nietos y uno de ellos se llama José, como su padre, que crecerá jugando cerca de la forja, estudiará y se formará, e incluso se ocupará unos años en algo muy distinto de la artesanía. Pero la tradición familiar le llamaba y vuelve al terruño a trabajar al lado de su progenitor.

José Rodil innovará los diseños pero manteniendo lo que un día le dijo su padre, su maestro, que fuese fiel a las técnicas heredadas de antaño y que su empeño fuese siempre hacer piezas únicas con autenticidad artesana. Así lo mantuvo y el acero sale del fuego y se moldea la hoja a golpe de martillo, forjando el diseño elegido en la misma. Después se graba el nombre del artesano (J. Rodil) o el de la persona que quiera personalizar la navaja. Finalmente se perfila y se hace la marca de la uña. Queda el proceso restante, el trabajo del mango, que se suele realizar con maderas duras de boj, brezo y otras más novedosas como el ébano. Sus obras pueden verse en la web jrodilartesania.com.

La labor de este artesano ha sido recogida en libros y entrevistas, tiene premios y colabora en la promoción de rutas y talleres sobre el oficio

La madera se talla con el dibujo elegido pero aún quedan más pasos como templar el acero, afilar la hoja y pulir y abrillantar el mango, entre otras. Una vez lista, la pieza será única e irrepetible y se mostrará en ferias en las que José Rodil colabora para promover la tradición artesanal gallega o se venderá por encargo. La labor de este artesano ha sido recogida en libros y entrevistas, tiene varios –y prestigiosos– premios y colabora en la promoción de rutas y talleres de artesanía en la Mariña lucense, con el proyecto Obradoiros con Alma.

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