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Los viejos oficios: Miguel Pérez Fernández, encuadernador

Libros de artista

Trabajo y paciencia, como hacían los monjes medievales, son dos de las virtudes necesarias para hacer de un libro una joya literaria. Si a ello se añade dominio del oficio y creatividad, llega el reconocimiento y los premios, como a Miguel Pérez, encuadernador del taller Retrincos en Santiago

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Miguel Pérez en su taller de Santiago entre libros y herramientas del oficio. Xoán Álvarez

Hace años que la revolución digital tiende a amenazar la vida del papel y, por ende, a los libros. Pese a todos los augurios continúan teniendo su sitio y, junto a ellos, los artesanos que los visten, los encuadernadores. En Santiago tiene su taller Miguel Pérez, que hace de cada obra un tesoro, una pieza única. Con numerosos premios en su haber, trabaja por encargo para bibliófilos y coleccionistas de todo el mundo.

Este encuadernador llegó a la profesión casi por casualidad, tras tener que reinventarse profesionalmente. Amante de los libros, se inscribió en un curso de Encuadernación de la Escuela de Artes y Oficios de Vigo y enseguida se sintió a gusto entre prensas, tijeras, reglas, cúter y papeles. Además se le daba bien, y lo que comenzó casi como un pasatiempo se convirtió en pasión, en una necesidad vital. Miguel Pérez terminó su formación en el Taller Tarlatana de Redondela y fue Retrincos nun ollo de vidro, de Alfonso Rodríguez Castelao, la primera obra en piel con diseño artístico que realizó. Así que ese fue el nombre con el que decidió bautizar el taller que regenta desde entonces en Santiago, “Retrincos”.

Xoán Álvarez Una de las encuadernaciones de Miguel Pérez.

En la gran mesa de su obradoiro reposan pinceles, cartones, prensas y otras piezas que forman parte de la jerga del oficio. Y en paredes y estantes, libros por todas partes. Todos hechos con paciencia y precisión. Dice que lo suyo de pasión ha pasado a ser necesidad y no concebiría su vida sin estar rodeado de estas obras de arte en papel.

Hay libros de todo tipo; unos encuadernados en piel, con grabados; otros con relieves, con dibujos, con telas…, obras únicas porque una encuadernación artesana no se puede repetir nunca. Miguel Pérez ha ido un paso más allá porque además de componer joyas irrepetibles, compite en certámenes internacionales en los que ha ganado numerosos premios y se ha dado a conocer. Comenzó en la primera edición “Libro del peregrino”, después un concurso en Edimburgo, en el que se alzó con el primer puesto, luego Francia, Estados Unidos, Bélgica y otros países.

Los trabajos de Miguel Pérez son totalmente artesanales, cada libro es único. Xoán Álvarez

Fue el primero de muchos y le marcó un camino a seguir. Dice que disfruta compitiendo en los certámenes porque le permite dar rienda suelta a su imaginación y experimentar con técnicas. Y explica que las tapas de policarbonato son una de sus especialidades, algo que aprendió de un monje de un monasterio cerca de Holanda. Es de los pocos que lo hace en Galicia y en España.

Entre sus trabajos recientes se encuentran títulos como Los jardines más bellos de España, premio de la Universidad de Oxford hace tres meses, con lomo en piel de cabra y tapas en policarbonato pintadas con acrílicos y acuarelas con aerógrafo; o el famoso 1984 de George Orwell, con encartonado francés en plena piel de cabra, craquelada y teñida con incisiones pintadas con acrílicos. Ambos los ha presentado a concursos internacionales. Uno de los últimos es “Edimburgo”, primer premio de la National Library of Scotland.

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