Una inscripción en un muro del monasterio de Santa María la Real dice que fue fundado en 1135. Esta joya del románico, en el concello pontevedrés de Forcarei, se construyó bajo tutela del rey Alfonso VII y fue centro de la vida económica y social de la comarca desde su origen hasta la desamortización de 1835. Declarado Monumento Histórico-Artístico y considerado Bien de Interés Cultural, de aquí parte el sendero Aciveiro-Candán, una ruta circular de quince quilómetros que recorre la orilla de un incipiente Lérez y el paraje protegido de la sierra.
El cenobio sigue impasible al paso del tiempo a casi mil metros de altura, cerca de la antigua vía que accedía a la costa pontevedresa cruzando la solitaria imponencia de la sierra del Candán en época romana, y también del Camino Real que desde la abadía llegaba al Ribeiro, donde los monjes tenían viñedos. Además de su sobria belleza, la construcción guarda sorpresas entre sus vetustos muros como las primeras fresqueiras, sistemas de conservación de alimentos de la época. Los productos perecederos se mantenían entre dos gruesas paredes cubiertos con el hielo procedente de las neveiras serranas, pozos excavados en el suelo donde se almacenaba la nieve para producir hielo, una técnica que después se extendería a toda Galicia gracias a los religiosos cistercienses.
El conjunto, que experimentó numerosos avatares en sus muchos siglos de historia, conserva la iglesia como buena muestra del románico gallego. Es de planta basilical, con tres naves y tres ábsides, el central de mayor altura. En el interior, la capilla mayor se cubre con una bóveda estrellada de estilo gótico datada en el siglo XVI. En el centro aparece el escudo del monasterio. Otra muestra artística digna de admirar es el cruceiro de la explanada del convento, obra de José Ferreiro, autor también del cruceiro de la Praza da Igrexa de Forcarei.
A escasos metros del monasterio discurre un Lérez joven surcado de puentes, valles, bosques y magia. Hacia la aldea de Vilaverde comienza una ruta (PRG 100) que combina naturaleza, historia y etnografía. Tras pasar zonas frondosas el camino asciende hacia las suaves laderas de la Serra de O Candán, integrado en la Red Natura 2000. Se recorren localidades como Vilaverde, A Rochela, Lamasgalán de Arriba y numerosos puentes, entre ellos el de Os Portos, en A Rochela, que servía a los vecinos de este lugar para pasar a Candán, Grobas o Millerada. A partir de Ponte do Carballo las aguas del río comienzan a cobrar fuerza y en el camino aparecen molinos y otros viejos viaductos como el de Ponte Vella de Andón, obra maestra del románico popular.