El concello lucense de Monterroso tiene en su riqueza cultural, artística y natural sus grandes reclamos turísticos en un espacio que brinda múltiples opciones, desde paseos por sus frondas verdes a recorridos por sus muchos castros, dólmenes y mámoas. De la importancia señorial de estas tierras dan testimonio la cantidad de pazos y casas hidalgas existentes en todo el municipio, en cuyos muros se observan los blasones de las principales familias nobles de Galicia: Ulloa, Traba, Salado, Noguerol o Andrade, entre otros. El pazo-torre de Penas, en la parroquia del mismo nombre, es uno de los mejor conservados de la provincia, con múltiples historias entre sus muros.
El pazo está datado en el siglo XVI, con reformas en el XVII y XVIII, aunque se sabe que la construcción original podría haber comenzado hacia el siglo VIII. El conjunto monumental incluye palacio, torre e iglesia románica, con un pasado que viene de muy atrás. Cuentan las crónicas que en la torre se hospedaron la reina Doña Urraca y su segundo marido, Alfonso I El Batallador. Se dice también que fue quien mandó ejecutar al alcalde del castillo de Monterroso como represalia por la rebelión de los señores monterrosinos contra los monarcas. El gran Ramón Cabanillas recogió esta historia en el poema “A noite do Castelar”.
La torre tiene tres plantas y semisótano, y la casa es de una planta con patín y chimenea, construido sobre dependencias anteriores, con muros de mampostería y sillería de granito. Tiene escudos de armas de los Arias, los Taboada y de los Ribadeneira. El conjunto está cerrado por un muro con un portalón adintelado de acceso, con un blasón a cada lado de la puerta.
Un corredor une el pazo con la parte alta de la iglesia, originariamente del siglo XII, aunque experimentó reformas posteriores como la de la espadaña, la sacristía o el ábside. Conserva numerosos elementos románicos y tres laudas sepulcrales, una de las cuales tiene el escudo con las armas de los Taboada.
Quedan más pazos como el de Laxe, construido en 1520, o los de tres de Novelúa –entre otros–, además de una veintena de iglesias románicas construidas entre finales del siglo XII y principios del XIII, que hacen referencia a otro hecho, el paso del Camino de Santiago, con abundantes cruceiros como el de Lameiros, con inscripción de la Pasión de Cristo, los de Fente, Frameán o San Breixo.
Aparte de patrimonio cultural, Monterroso cuenta con numerosos espacios naturales. Tal es el caso de A Peneda, una reconfortante área al paso del río Ulla.
Ligonde fue una importante estación jacobea con iglesia dedicada al Apóstol Santiago, un hospital de peregrinos y escuela. Algunos de sus muchos caminantes ilustres fueron Carlos I o Felipe II, que hicieron parada en este lugar.
La iglesia de San Lourenzo es la más antigua de estilo románico del municipio, con inscripción de 1127, aunque experimentó reformas. Conserva arco de medio punto en la portada y espadaña de dos cuerpos de un solo vano y balaústre de piedra.
En la zona se puede degustar el queso da Ulloa, con denominación de origen, cremoso y sabroso, así como productos de huerta de ganada fama. También castañas, truchas y jamones, cantado por Otero Pedrayo en una estancia en el concello.
