El 68% de los españoles ya prefiere la incineración al tradicional entierro (un 18%). Así lo refleja la encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) para conocer la satisfacción de los españoles con los servicios funerarios y los seguros de decesos tras la muerte de un familiar.

En Vigo, el porcentaje no es tan elevado, apenas un 51%, "pero es un dato muy revelador que evidencia un cambio en las costumbres", afirma Marcos Carrera, gerente de un tanatorio vigués.

Para este profesional del sector, no hay una única causa que explique esta tendencia. "No es una cuestión económica, porque las diferencias de precios que puede haber entre la incineración y la inhumación son muy poco significativas. Es más bien una cuestión cultural, a la que se suma la evidente comodidad que ofrece un servicio sobre el otro".

La falta de espacio en los cementerios también es un factor que hay que tener en cuenta, aunque Carrera no cree que pese tanto en la decisión de incinerar. "Si hubiese demana, alguien la habría hecho oferta creando más cementerios", opina.

Destino de las cenizas

Una vez que se ha procedido a la incineración, surge otra cuestión: qué hacer con las cenizas. Legalmente, se han de tratar como cualquier residuo y no se pueden arrojar al mar, en el monte o a la vía pública sin los correspondientes permisos.

En el tanatorio dirigido por Carrera, ofrecen un servicio de cenizas al mar que permite a los familiares y amigos del difunto ir en una embarcación hasta el punto elegido para proceder al esparcimiento de los restos, contando con todos los permisos de Marina Mercante y Capitanía Marítima.

"Otros las guardan en casa, las esparcen en lugares señalados para el fallecido o las entierran en una finca privada. Incluso hay quien las mete en un nicho, lo que es, en mi opinión, una contradicción", apunta.

Sin embargo, y a pesar del peso cada vez mayor de las incineraciones en los servicios funerarios, el sector aún no ha dado con un destino de uso masivo para las cenizas, como ocurrió con los nichos para la inhumación cuando sustituyeron al enterramiento. "Hasta el momento se han inventado cincuenta mil productos, incluso soluciones tan extravagantes como pintar un cuadro o crear un diamante con las cenizas. Pero ninguno se ha convertido en la solución que cale definitivamente en la mayoría de los clientes", señala Carrera.