La estrategia del PSC

Los 20.000 kilómetros de Salvador Illa para intentar ser presidente de Cataluña

Queda, como mucho, un año para las elecciones catalanas y el PSC se prepara para el esprint final con un congreso en marzoque será el pistoletazo de salida para lograr poner la guinda al pastel de la línea ascendente del partido en los últimos tres años

El líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, en el Parlament

El líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, en el Parlament / ELISENDA PONS

Sara González

Cuando en febrero de 2021 Salvador Illa ganó las elecciones catalanas con el golpe de efecto de ser candidato sustituyendo a Miquel Iceta en el último momento, miró a derecha e izquierda y constató que no había nadie con quien pactar un gobierno. Tanto ERC como Junts mantenían el veto a "los del 155" pese a la enemistad enquistada entre ambos. Y llegó a la conclusión de que, si el PSC quería salir de la oposición algún día, le tocaba dedicarse a pico y escarpa a romper los bloques más allá del Parlament, municipio a municipio, además de recuperar presencia perdida en los años álgidos del 'procés' en el 'rerepaís'.

Así que, recién estrenado en su papel de vencedor sin capacidad para ser presidente, Illa se dispuso a convertir su objetivo político en una carrera de fondo con la misma disciplina con la que se entrena para los maratones durante la semana a horas intempestivas. Al fin y al cabo, si de resistencia y perseverancia iba la cosa, el trayecto difícilmente podría ser más convulso que el año de gestión de una pandemia mundial sin parangón en el que se proyectó como 'superministro' del Gobierno de Pedro Sánchez. Tres años después, el balance de esa estrategia suma 20.170 kilómetros recorridos por toda Cataluña, según cálculos del partido, distribuidos en 437 visitas en 186 localidades.

El esprint final

Queda, como mucho, un año para las elecciones catalanas y el PSC se prepara para el esprint final con un congreso en marzoque será el pistoletazo de salida para lograr poner la guinda al pastel de la línea ascendente del partido en los últimos tres años. También fue el más votado en las municipales y en las generales y su vigor en las urnas explica en buena medida por qué Sánchez continúa en la Moncloa, pero la meta de la Generalitat es el gran objetivo pendiente. "Si gana y, de nuevo, no lograra gobernar, entonces sí que se abriría una crisis dentro del partido", apunta un experimentado dirigente socialista. Pero este es un escenario que la cúpula de la calle Pallars no contempla con todas las encuestas a favor en sus manos y los dos grandes partidos independentistas con las relaciones rotas y ya sin vetos a tejer alianzas con los socialistas catalanes.

El camino labrado para visibilizarse como "alternativa" a un Govern de Pere Aragonès que hace más de un año que transita en minoría consideran que ha sido efectivo incluso reconociendo que carpetas como la ley de amnistía no entusiasma a su electorado. El PSC puso en marcha en junio de 2021, cuatro meses después de ganar las elecciones, su 'Govern alternativo', una iniciativa diseñada para fiscalizar la acción de la Generalitat y, también, tratar de marcar la agenda en el Parlament y reivindicar que, una vez acabe este mandato, es su turno.

La estrategia del 'Govern alternativo'

Una fórmula de oposición condicionada, inevitablemente, por la dependencia que tiene Sánchez de los votos de ERC en el Congreso, motivo por el que Illa hace permanentemente equilibrios entre la crítica severa y la mano tendida a Aragonès. Sus intervenciones en el Parlament basculan entre señalar la "incapacidad" de los republicanos de gestionar y ofrecer apoyo; entre ejercer de azote y argumentar que no reclama elecciones "por responsabilidad".

Estas reuniones del 'Govern alternativo', adicionales a los de la ejecutiva de los lunes, se han mantenido constantes en la agenda -más de 60 con sus respectivas ruedas de prensa y documentos internos- buscando la erosión del Executiu a costa de su gestión de crisis como la de la sequía, la educativa o la sanitaria, y dereavivar debatesque habían entrado en letargo durante la década del 'procés', como la ampliación del aeropuerto del Prat o infraestructuras como el Hard Rock y la Ronda Nord. Todos ellos son incómodos para ERC, y los socialistas los exprimen para apretar las tuercas y marcar los ritmos de, por ejemplo, la aprobación de los presupuestos.

Una receta exportada

Pese a que desde el Govern han hecho mofa de ese ejecutivo "imaginario" -incluso tienen conselleries alternativas distribuidas para que el escrutinio gubernamental sea sectorial-, desde el PSC consideran que el plan tiene efecto y ha logrado consolidar su impacto mediático. Hasta el punto de exportarse a socialistas de otras comunidades autónomas, como es el caso de Juan Espadas en Andalucía, que ha copiado la receta catalana para intentar ganarle terreno al presidente popular Juanma Moreno, que gobierna con mayoría absoluta.

El partido de Illa pronostica el año recién estrenado como "intenso". De hecho, el inicio ya ha sido de alto voltaje con la agónicanegociación del PSOE con Juntsen el Congreso y concesiones que traerán cola, la tramitación de la amnistía y los presupuestos estatales y catalanes por aprobar. El PSC calcula ser un junco ante cualquier vendaval, incluso si la exoneración de las causas del 'procés' implica el retorno de figuras como Carles Puigdemont en el tablero electoral, aunque haya quien dentro del partido recele de este posible escenario. No obstante, Illa circula con la máxima de que "quien no quiera tener un accidente, que no se haga taxista". Es decir, que para llegar a la meta habrá que asumir riesgos y continuar sumando kilómetros.

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