Tensión ante la investidura

La protesta de Ferraz multiplica su violencia

Crece de nuevo la afluencia de gente al ya cotidiano escrache contra la sede del PSOE en Madrid tras la reelección de Pedro Sánchez como presidente

Nueva concentración de protestas contra la sede del PSOE en Madrid en el día de la reelección de Pedro Sánchez

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Juan José Fernández

La concentración de protesta en la calle Ferraz se Madrid en la noche de la investidura de Pedro Sánchez ha acabado convirtiéndose en uno de los escraches más violentos de los vívidos desde que comenzaron las protestas contra la ley de amnistía, con una prolongada carga policial que se ha extendido por el barrio madrileño de Argüelles y con participación de decenas de antidisturbios. El saldo provisional de detenidos asciende a 10.

La Policía Nacional se ha lanzado contra el más nutrido grupo de ultras violentos que se había juntado en estas protestas hasta ahora. La manifestación ha sido disuelta tras una hora larga de alta tensión durante la cual los manifestantes han lanzado botellas, latas, bengalas, petardos de gran tamaño y otros objetos contra la policía y la prensa. El fotógrafo madrileño Olmo Calvo ha resultado herido al ser alcanzado por un envase de pintura. Los servicios sanitarios presentes en la calle lo han evacuado al hospital donde le han tenido que tratarlo por salpicaduras en los ojos.

Nueva concentración de protestas contra la sede del PSOE en Madrid en el día de la reelección de Pedro Sánchez

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Cuando los antidisturbios han cargado, ya hacía tiempo que la cabeza del escrache contra la sede federal socialista había sido tomada por los más radicales, desplazando a la gente, mucha de ella mayor, que había comenzado la concentración.

Después de una hora coreando insultos contra Pedro Sánchez, el ministro Fernando Grande-Marlaska y el rey Felipe, han iniciado sus embates contra las vallas que les impedían el paso hacia la sede del PSOE. A golpes y empujones, los violentos han logrado desmontar la triple barrera metálica policial, y amenazaban con lanzarse sobre el edificio del PSOE utilizando las vallas como arma arrojadiza.

Los antidisturbios los contenían sin retrasar el cordón policlal, en estrechas hileras de tres, quietos y en silencio, como si hubieran querido cansarlos. Al final, los agentes han atenazado a la concentración a la carrera desde tres puntos distintos, prolongándose la carga por toda la calle Marqués de Urquijo y desbordándose a gran velocidad y entre gritos y detonaciones por las calles Juan Álvarez Mendizábal, Princesa y Alberto Aguilera.

En una esquina de esta última, cerca de la antigua Casa de las Flores de Pablo Neruda, han tenido que intervenir los bomberos en el aparatoso incendio de unos contenedores. Ha sido ese tipo de mobiliario urbano el más utilzado por manifestantes con rostros embozados y capuchas echadas, para lanzarlo o para interponerlo ante los policías. Quedaba por toda la calle Princesa un reguero de basura arrojada al suelo.

Un grupo de manifestantes se arrodilla al paso de los furgones policiales el 16 de noviembre en la calle Marqués de Urquijo de Madrid.

Un grupo de manifestantes se arrodilla al paso de los furgones policiales el 16 de noviembre en la calle Marqués de Urquijo de Madrid. / JJF

Pequeños grupos de jóvenes se han colocado de rodillas ante el paso de los furgones policiales, sin conseguir pararlos. Una parte de los manifestantes ha corrido para huir atropelladamente por la boca del Metro de Argüelles. La esquina en la que se abre ha sido escenario de un contrataque de los manifestantes tratando de cercar a una fila de policías. Los ultras corrían a por ellos enarbolando banderas carlistas y de España. Hasta que los policías los han parado han sido momentos de gran confusión.

Afluencia doblada

Las escenas de violencia que se han vivido en la noche se producían después de una mañana de fracaso en la convocatoria que entidades de Vox y agitadores de las redes sociales habían hecho para un intento ultra de rodear el Congreso.

En la decimocuarta noche de protesta contra la amnistía, la de la misma jornada en que el líder socialista ha sido investido, ya había cerca de 2.000 personas en la confluencia de Ferraz con Marqués de Urquijo bastante antes de la hora fijada habitualmente en las redes sociales, las ocho de la tarde. De noche, la Delegación del Gobierno contaba 4.000.

La excitación de la multitud se multiplicó a las diez de la noche con la llegada de una vanguardia más violenta, quemando esteladas. Se había enfervorizado antes otro tipo de asistentes -los que a la postre han terminado cediendo la primera línea-, cuando el diputado de Vox Javier Ortega-Smith ha hecho acto de presencia y se ha abierto paso hasta las vallas dispuestas por los antidisturbios, esta vez con un sistema reforzado de ataduras que no aguantó. La gente, parte de ella procedente de flojas concentraciones de la mañana en torno al Congreso, le ha vitoreado, para después corear un eslogan nuevo en la banda sonora del escrache: "Autonomías, disolución".

La prensa y la Policía se han llevado la mayor parte de los insultos de una concentración en la que, por primera vez, ha aparecido una senyera cosida en el mismo asta que la de una bandera de España. Han vuelto también las pancartas de la formación ultra Democracia Nacional.

El balance de detenidos desde que comenzaron las protestas sube ya a 73, y a 52 el de heridos de diversa consideración en las seis peores noches, en las que la Policía ha cargado contra ese núcleo duro de manifestantes radicales.

Diferentes pero iguales

Dos expresiones diferentes del universo de la protesta contra la ley de Amnistía se han dado cita en la mañana de este jueves, cada uno en su espacio, en los alrededores del Congreso. En la plaza de Neptuno, por debajo del palacio, la convocatoria que desde hace unos días tenía hecha Revuelta, la rama juvenil de Vox; y en la linde norte de la zona blindada por la Policía, una facción menos analógica, nacida del chateo por Telegram y Youtube en torno a un grupúsculo que se hace llamar Junta Democrática.

Abajo, 250 personas -recuento de la Delegación del Gobierno- han agitado con ira las vallas policiales cuando el recuento de votos en el hemiciclo daba la presidencia del Gobierno a Sánchez, obligando a los antidisturbios a reforzar el cordón policial con una veintena de agentes. Arriba, los reunidos con pancartas negras han silbado y abucheado a los diputados de izquierda que han querido salir por la zona.

Abajo han aparecido las primeras boinas rojas carlistas que se ven en los escraches, y arriba se gritaba un exótico "un bote, dos botes, oligarca el que no vote" junto a una estupefacta formación con estandartes rojinegros de Frente Obrero, pequeña entidad a la que los entendidos en extrema derecha sitúan en el ámbito del rojipardismo, o sea, izquierda nacional y socialista.

Más ruido que gente

La noche parece ser el mejor territorio ultra. A la luz del día ha habido más decibelios que asistentes. Lo que se planeó como un rodea-el-Congreso se ha limitó a una quedada "sin burbujas" -comentaba un antidisturbios con otro- por falta de masa. En total, Interior ha contado 450 asistentes. El incidente más grave ha consistido en el ataque a un grupo de diputados socialistas fuera del perímetro de seguridad. Por la mañana, unas personas les han arrojado huevos, alcanzando en la cabeza al turolense Herminio Sancho.

Manifestantes convocados por la rama juvenil de Vox, en la Plaza de Neptuno de Madrid este jueves.

Manifestantes convocados por la rama juvenil de Vox, en la Plaza de Neptuno de Madrid este jueves. / David Castro

En la plaza de Neptuno, nuevamente han circulado los furgones y el autobús fletados por la plataforma ultraderechista Hazte Oír para insultar a Sánchez. Y, ulna vez más, con el relato del golpe y la dictadura como basamento argumental: en el bus, un enorme cartel acusaba al presidente de "dictador" junto a un fotomontaje de su cara con flequillo y bigote, para asemejarle a Adolf Hitler.

"Una noche más, nos vemos en Ferraz", ha gritado por su megáfono un miembro de Revuelta al término de la concentración sur. La convocatoria se ha repidaco en X y Telegram desde medio día. Fracasado el cerco a la cámara baja, inalcanzable ya el objetivo que los agitadores de redes sociales se planteaban de obligar a dormir en el Congreso a los parlamentarios, la protesta se ha citado para volver en la noche al cerco a la sede socialista, allí donde ha logrado cristalizar la ira y donde en la noche de este miércoles los más duros provocaron escenas de violencia retransmitidas a medio mundo.

Llevar las cargas policiales a las pantallas de televisión y de redes sociales, y protagonizar preocupadas alusiones del candidato y los portavoces parlamentarios en los discursos del debate de investidura han sido de momento los dos únicos réditos logrados por la protesta. En la noche de este jueves se pone a prueba, además, su vocación de permanencia.