Audiencia Provincial

Los policías de la ‘patada en la puerta’ defienden que el piso parecía “un local de alterne”

El subinspector y los cinco agentes que irrumpieron en una fiesta durante la pandemia en Madrid justifican su actuación por "desobediencia grave" de los asistentes

Fachada de la Audiencia Provincial de Madrid

Fachada de la Audiencia Provincial de Madrid / EUROPA PRESS

Alberto Muñoz

El subinspector que ordenó dar una ‘patada en la puerta’ para detener una fiesta durante la pandemia ha declarado hoy en la Audiencia Provincial de Madrid convencido de que lo hizo porque se estaba cometiendo un delito flagrante de “desobediencia grave” por parte de los asistentes, que se negaban a identificarse.

El agente, que fue el que dio las órdenes a los otros cinco subordinados, ha sostenido que en su opinión el piso de la calle Lagasca “no era un domicilio, sino un sitio dedicado a organizar fiestas”, pues no apreció “enseres personales”, sino “luces tenues, copas y botellas por todos lados, ceniceros… lo más parecido a un local de alterne” o "una discoteca". Para él y para sus compañeros la acusación particular pide dos años y medio de prisión e inhabilitación por un delito de allanamiento de morada, mientras que la Fiscalía pide la absolución.

El juicio que empezó el pasado lunes en la Audiencia Provincial de Madrid enjuiciará durante las próximas dos semanas lo sucedido en la madrugada del 21 de marzo de 2021, cuando seis agentes, después de más de una hora intentando convencer a los catorce asistentes de una fiesta en plena pandemia, decidieron tirar abajo la puerta de un domicilio con un ariete para poder denunciar a los participantes.

Según ha explicado el subinspector al mando, “era lo mismo que si hubiésemos entrado en una discoteca”, y, de hecho, pese a que estaban vigentes las restricciones de reunión para no convivientes, “nadie llevaba la mascarilla puesta e incluso tuvimos que llegar a pedirles que abriesen las ventanas”. “Yo me contagié del Covid-19 trabajando y se lo transmití a uno de mis hijos pequeños, que tiene asma desde entonces como consecuencia de ello”, ha relatado el policía.

Por su parte, sus compañeros, que también han declarado, han sostenido la misma versión de los hechos, que es que su actuación fue conforme a la legalidad y que estaban autorizados para ello por un delito de desobediencia grave. "Me siento perjudicado porque soy yo, como agente de la autoridad- en el cumplimiento de su deber, el que está sentado aquí y no [los asistentes a la fiesta]", ha recriminado uno de los agentes.

Allanamiento de morada

La acusación particular, que el martes denunció que se estaban otorgando “privilegios” a la defensa por representar a agentes de policía, pide para ellos dos años y medio de prisión e inhabilitación por un delito de allanamiento de morada.

Una circunstancia que el subinspector ha rebatido frente al jurado popular que va a juzgar el proceso asegurando que al negarse los asistentes a identificarse de forma reiterada lo que habría sido una infracción administrativa terminó convirtiéndose en un delito de desobediencia grave en base a la ley de Seguridad Ciudadana. 

“Nos increparon, nos dijeron si nos habíamos comprado los uniformes en Amazon, que no eran extranjeros a los que se la podíamos colar…”, ha recordado el subinspector, que ha incidido en que “los pisos turísticos para fiestas de extranjeros fueron una preocupación social en ese momento”.

"Nosotros no nos excedimos en nuestra labor, solo engrilletamos a dos personas porque estaban más nerviosas de lo habitual y el resto se mostraron dispuestos a colaborar. Me sorprende mucho que hayan decidido traernos aquí cuando la detención ha sido legal", ha apuntado uno de los agentes, que justifica la entrada en el domicilio dando una 'patada en la puerta'. "No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos".

La Fiscalía, por su parte, que ejerce como acusación, aboga sin embargo por la absolución de los seis agentes argumentando, entre otros motivos, la forma en que pudo afectarles el contexto de pandemia en el que estaban desarrollando su trabajo durante el último año. 

Este motivo, que la defensa ha calificado como “limosna”, ha sido desestimado por el propio subinspector, que ha asegurado que su actuación habría sido la misma sin las restricciones vigentes en aquel momento. De hecho, ese mismo grupo de policías acudió al día siguiente a otro piso en la calle Velázquez por otra fiesta y consiguieron abrir la cerradura por el método del ‘resbalón’. Ese caso, en el que él fue también imputado, terminó siendo archivado el pasado verano.

¡Salgan! ¡Identifíquense!

Los hechos tuvieron lugar el 21 de marzo de 2021, cuando, en plenas restricciones por la pandemia del coronavirus, la Policía procedió a desalojar una vivienda en el centro de Madrid en la que se estaba celebrando una fiesta. Los seis agentes implicados, que estos días están citados ante la Audiencia Provincial de Madrid por un presunto delito de allanamiento de morada, procedieron a advertir verbalmente a los jóvenes que se encontraban en el interior antes de derribar la puerta por la fuerza.

Las denuncias previas de los vecinos apuntaban a que la fiesta se estaba celebrando en un piso turístico y que además se estaban organizando allí de forma recurrente, pues habían sido necesarias “15 o 20 llamadas” durante los días previos hasta que la policía se decidió a actuar.

Según constatan las transcripciones de las cámaras que portaban los agentes, intentaron advertir a los jóvenes que se encontraban dentro del piso en la calle Lagasca, en el centro de Madrid, tanto en inglés cmo en español, pero no obtuvieron respuesta.

“Abren la puerta y se identifican, salen las personas del interior, los denunciamos y se van. Pero si no abren la puerta, ya les hemos dicho que es un delito de desobediencia grave a agentes de la autoridad. No sabemos cómo hacérselo saber, están en un piso turístico, no es un domicilio, ¿vale? Así que no tienen derecho a estar ahí dentro si están incumpliendo las medidas de Covid-19. ¡Salgan!, ¡identifíquense! Y cumplan la normativa o cometerán un delito de desobediencia grave que va a dar lugar a que les detengamos y entremos por la fuerza, háganse cargo de la situación”, amenazó el subinspector a cargo de la operativa, que fue quien dio la orden primero de intentar abrir la puerta por el método del 'resbalón', después de desmontar la cerradura y finalmente de usar el ariete.